Page 53 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
P. 53
de la cual ninguno de nosotros conocía nada…
II
Fué todo un viaje. Por nuestros relojes, empleamos
menos de un cuarto de hora, pero pareció mucho más largo.
Tal vez porque mantuve los ojos cerrados la mitad del
tiempo.
Partimos con una aceleración tremenda, que me hizo
dar gracias a Dios por los cinturones que halláramos en los
asientos, dirigiéndonos hacia las montañas, directamente a
través del desierto. Pero éste, según pudimos pronto
comprobar, no era tan llano como pareciera desde nuestra
nave. Lo que habíamos contemplado era una depresión que
ocultaba una gran grieta, de media milla de ancho y diez
veces esa medida en profundidad, que corría paralela a la
ruta que estábamos siguiendo. Esto fué lo que primero me
hizo cerrar los ojos, porque el Robot conducía sin aminorar
en lo más mínimo la terrible velocidad, directamente a lo
largo del borde de la hendedura, lo que hacía parecer que
no hubiera más de seis pulgadas entre nuestras ruedas y la
muerte…
Cuando abrí los ojos, con precaución, vi que habíamos
pasado la grieta y nos encaminábamos a una especie da roca
escarpada, que se alzaba abrupta sobre la superficie rojiza,
entre nosotros y las montañas. La lámina de roca azul‐
53

