Page 55 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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especies terrestres de zona tropical, no se parecían en
realidad a ningún vegetal de la Tierra. Ni en el tronco, ni en
el follaje o aún la forma. Y el pasto era de un color dorado
suave y el río de un azul tan profundo como el del
Mediterráneo…
No hablábamos. Nuestros ojos estaban demasiado
ocupados. Aminorando la marcha hasta no más de cuarenta
millas terrestres por hora, nos deslizamos por entre un
bosquecillo de árboles raros, sobre una huella de tierra dura
y lisa, que no era roja como la arena del desierto, sino casi
del mismo azul‐grisáceo de la roca. Los árboles eran muy
espesos a ambos lados de nosotros y cuando vi a Adams y a
Farman con las manos, sobre las culatas de sus pistolas
reglamentarias, seguí su ejemplo, ya no tan ansioso de
contemplar el paisaje…
Los árboles comenzaron a espaciarse y la huella
describió una curva. Dejamos el bosquecillo atrás. Pareció
que nos dirigíamos a una especie de torre de roca que
sobresalía del lado de la montaña. Adams y Farman se
mostraron aliviados, quitando la mano de la culata. El Robot
conducía verdaderamente ahora despacio y había tiempo
suficiente para que observáramos nuestros nuevos
alrededores.
Eran hermosos, pero tan diferentes de la zona que
acabábamos de pasar, como ella lo había sido del desierto.
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