Page 467 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Nuestro salvador puso el pie sobre el cuerpo


                  de la bestia. De unos veinticinco años: tenía


                  la mandíbula recta  y mirada  firme.  A  pesar

                  de  haber  rozado  la  muerte,  parecía  muy


                  relajado; nos saludó con una sonrisa amable.


                  Su uniforme estaba formado por pantalones


                  marrones,  botas  pesadas  y  una  chaqueta

                  marrón; tenía una gorra azul en la cabeza. El


                  visitante podría venir de cualquier época, o,


                  suponía, de cualquier variante de la historia;

                  pero no me sorprendió cuando el joven habló


                  en un inglés directo y neutro.


                  —Horrible, ¿no? Un tipo duro; sin embargo...


                  ¿Vio que tuve que dispararle a la boca antes

                  de que cayese? E incluso así siguió avanzan‐


                  do. Hay que admitirlo, ¡fue una buena caza!


                  Ante  sus  modales  relajados  de  oficial  me

                  sentí  torpe,  lerdo  con  mis  pieles  y  barba.


                  Alargué la mano.


                  —Señor,  creo  que  le  debo  la  vida  de  mi


                  compañero.

                  Me cogió la mano y la agitó.


                  —No hay de qué. —Su sonrisa se ensanchó—


                  .  El  señor...,  supongo.  —Había  dicho  mi

                  nombre.


                  —¿Y usted es?


                  —Oh,  lo  siento.  Mi  nombre  es  Gibson.


                  Teniente coronel Guy Gibson. Me alegro de

                  haberlos encontrado.






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