Page 470 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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pocas semanas de Robinson Crusoe me
hubiesen vuelto loco por la soledad. Quiero
decir, ¡faltan cincuenta millones de años para
que abran los bares!
Me reí del chiste —que no supe responder—
y me sentí algo avergonzado por mi orgullo
exagerado ante mis triunfos mediocres frente
aquella visión de activa competencia.
—Pero mire —siguió Gibson con
amabilidad—, ¿no cree que es mejor que
vengan con nosotros a la Fuerza
Expedicionaria? Después de todo, hemos
venido aquí a buscarles. Tenemos
provisiones decentes, y herramientas
modernas —miró a Nebogipfel, y añadió,
algo más dubitativo—, y puede que el doctor
pueda hacer algo por el pobre hombre.
¿Necesitan algo de ahí? Podemos volver más
tarde.
No necesitábamos nada —¡no tenía que
volver a recorrer esos cientos de yardas de
playa nunca más!—, pero sabía que con la
llegada de Gibson y su gente mi breve idilio
había terminado. Miré el rostro franco y
práctico de Gibson y supe que jamás
encontraría palabras para expresarle lo que
había perdido.
Con los cipayos como guías, y con el
Morlock apoyándose en mi brazo, nos
encaminamos al interior de la jungla.
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