Page 124 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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con lágrimas en los ojos, intentó levantarse y cayó de nuevo


          de rodillas.

             Les llegó el sonido de muchos cuernos.

             –No soy un estúpido –dijo el príncipe–, y ahora tengo el


          poder de hacer cumplir mis órdenes.

             –¿Qué está ocurriendo?


             –El resto de mis lanceros ha llegado. Si hubiera entrado

          con todas mis fuerzas, te hubieras escondido como un gekk

          en un montón de leña, y quizá hubiera necesitado días para


          desmantelar el palacio y encontrarte y hacerte salir. Ahora

          te tengo en la palma de mi mano.

             El Maestro alzó su bastón. El príncipe echó hacia atrás su


          brazo.

             –Bájalo –dijo– o te arrojaré la daga. Ni yo mismo sé si


          acertaré o fallaré, pero puedo acertar. Supongo que no es‐

          tás tan ansioso de enfrentarte a la muerte real.

             El Maestro bajó su bastón.


             –Tú conocerás la muerte real –dijo el Maestro– cuando los

          guardianes del Karma hayan hecho picadillo de perro de

          tus soldados a caballo.


             El príncipe tosió, contempló con desapego su ensangren‐

          tado esputo.

             –Mientras tanto, hablemos de política –sugirió.







             Cuando terminaron los sonidos de la batalla, fue Strake –

          alto, polvoriento, con el pelo casi haciendo juego con la san‐







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