Page 119 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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El hombre de negro emergió de nuevo, y se detuvo al pie


        de la escalinata.

           –Muy bien –afirmó–. ¡Si tienes un mensaje para los Maes‐

        tros, dilo!


           –¿Eres tú un Maestro? –inquirió el príncipe.

           –Lo soy.


           –Entonces debes pertenecer al rango más bajo, si también

        haces funciones de portero. Quiero hablar con el Maestro

        que esté al cargo de esto.


           –Pagarás dos veces tu insolencia, ahora y en tu próxima

        vida –observó el Maestro.

           En aquel momento tres docenas de lanceros cruzaron a


        caballo la puerta y se alinearon a ambos lados del príncipe

        Los ocho que habían empezado a arrancar las plantas del


        jardín volvieron a montar en sus caballos y se unieron a la

        formación, con sus armas desnudas cruzadas sobre su re‐

        gazo.


           –¿Tenemos que entrar a caballo en tu palacio? –inquinó

        el príncipe–. ¿O llamarás ahora a los demás Maestros, con

        quienes quiero mantener una conversación?


           Cerca de ochenta hombres se alineaban en las escaleras,

        haciéndoles frente, con las espadas en la mano. El Maestro

        pareció sopesar el equilibrio de fuerzas. Decidió mantener


        las cosas tal como estaban.

           –No hagas nada temerario –señaló–, porque mis hombres


        se  defenderán  de  una  forma  particularmente  feroz.

        Aguarda mi regreso. Llamaré a los otros.







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