Page 121 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–¿Qué es lo que quieres? –La figura de negro que se diri‐


        gía ahora a él era de mediana estatura, pero de enorme cor‐

        pulencia. Permanecía de pie como un enorme barril oscuro,

        y su bastón tenía la apariencia de un rayo negro.


           –Cuento siete –respondió el príncipe–. Tengo entendido

        que son diez los Maestros que residen aquí. ¿Dónde están


        los otros tres?

           –Esos otros se hallan en estos momentos atendiendo tres

        salas de lectura en Mahartha. ¿Qué quieres de nosotros?


           –¿Tú estás a cargo de esto?

           –Tan sólo la Gran Rueda de la Ley está a cargo de esto.

           –¿Eres el representante principal de la Gran Rueda den‐


        tro de estas paredes?

           –Lo soy.


           –Muy bien. Quiero hablar contigo en privado... allí –dijo

        el príncipe, haciendo un gesto hacia la negra Mansión.

           –¡Imposible!


           El  príncipe  golpeó  su  pipa  vacía  contra  el  tacón  de  su

        bota, rascó la cazoleta con la punta de su daga, volvió a

        guardarla en su bolsa. Luego se sentó muy erguido sobre


        la yegua blanca y sujetó el cuerno con su mano izquierda.

        Sus ojos se cruzaron con los del Maestro.

           –¿Estás absolutamente seguro de eso? –preguntó.


           La boca del Maestro, pequeña y brillante, se crispó en pa‐

        labras que no llegaron a brotar. Luego:


           –Como  digas  –aceptó  finalmente–.  ¡Dejadme  pasar!  –y

        cruzó las hileras de guerreros y se detuvo frente a la yegua

        blanca.




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