Page 174 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Cuestionamos la forma en que son ejecutados con este


          hombre, Señor Yama. Porque en sus manos sostiene el des‐

          tino de nuestro mundo. Podrás tocarlo solamente una vez

          hayas vencido a los cuatro Poderes.


             –Que así sea, –dijo Yama–. ¿Quién de vosotros va a ser el

          primero en oponérseme?


             –Yo lo haré –dijo el portavoz, extrayendo su espada de

          oro.

             Yama,  envuelto  en  su  Aspecto,  cortó  el  blando  metal


          como mantequilla y golpeó con el plano de su cimitarra la

          cabeza del Regente, enviándolo despatarrado al suelo.

             Un gran grito brotó de las filas de los yakshas, y dos de


          los jinetes dorados avanzaron para retirar a su líder. Luego

          dieron la vuelta a sus monturas y partieron de regreso al


          norte.

             –¿Quién es el siguiente?

             El Regente del Este avanzó hacia él, portando una espada


          recta de plata y una red hecha de rayos lunares.

             –Yo –dijo, y lanzó la red.

             Yama puso un pie encima, la agarró entre sus dedos y


          tiró, haciendo perder al otro el equilibro. Mientras el Re‐

          gente caía hacia delante, dio la vuelta a su espada y le gol‐

          peó en la mandíbula con la empuñadura.


             Dos guerreros plateados le miraron con ojos llameantes,

          luego bajaron los ojos, mientras se llevaban a su Maestro


          de vuelta al este, con una música discordante sonando tras

          ellos.

             –¡El siguiente! –dijo Yama.




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