Page 179 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 179
Nada parecía haber cambiado.
Las hileras de monjes seguían sentados, como en medita‐
ción, ante él. La brisa era aún fría y húmeda, y las luces
oscilaban a su paso.
Yama se puso en pie, sabiendo, de algún modo, dónde
podía encontrar lo que buscaba.
Avanzó por entre los monjes, siguiendo un sendero de
tierra muy batida que conducía a lo más profundo del bos‐
que.
Desembocó en un pabellón púrpura, pero estaba vacío.
Continuó avanzando, siguiendo el sendero hasta donde
el bosque se convertía en una selva. Allá el terreno era hú‐
medo y una ligera neblina flotaba a su alrededor. Pero el
camino se divisaba aún claramente ante él, iluminado por
la luz de las tres lunas.
El sendero descendía, los árboles azules y púrpuras eran
más bajos y más retorcidos allí que más arriba. Pequeños
charcos de agua, con flotantes manchas de leprosa espuma
plateada, empezaron a aparecer a ambos lados del camino.
Un olor a marisma alcanzó su olfato, y el silbido de extra‐
ñas criaturas pobló los cercanos matorrales.
Oyó el sonido de cánticos procedentes de arriba, lejos, a
sus espaldas, y comprendió que los monjes que había de‐
jado atrás estaban ahora despiertos y agitados por el bos‐
quecillo. Habían terminado con la tarea de combinar sus
pensamientos para forzar en él la visión de la invencibili‐
dad de su líder. Su canto era probablemente una señal, di‐
rigida a...
179

