Page 188 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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disposición. Me gustaría prolongar la conversación, si cre‐


          yera que tengo alguna posibilidad de persuadirte de que te

          unas a mí. Pero sé que no la tengo..., no más de la que tienes

          tú de persuadirme de que vaya al Cielo.


             –Me  liberaré  de  esto  –dijo  Yama  suavemente,  sin  mo‐

          verse–. Me liberaré de alguna manera, e iré tras de ti de


          nuevo.

             –Sí –dijo Sam–. Me doy cuenta de que esto es cierto. De

          hecho, dentro de poco te daré las instrucciones necesarias


          para que salgas de aquí. Por el momento, sin embargo, eres

          algo que cualquier predicador ansia..., una audiencia cau‐

          tiva, representando a la oposición. De modo que tengo un


          breve sermón para ti, Señor Yama.

             Yama alzó su hoja con intención de lanzarla, se lo pensó


          mejor y volvió a guardarla en su faja.

             –Predica –dijo, y consiguió fijar su mirada en los ojos del

          otro.


             Sam vaciló ligeramente allá donde estaba sentado, pero

          habló de nuevo:

             –Es sorprendente –dijo– cómo ese cerebro imitante vues‐


          tro  generó  una  mente  capaz  de  transferir  sus  poderes  a

          cualquier nuevo cerebro que eligierais ocupar. Han pasado

          años desde que ejercité por última vez mi única habilidad,


          como la estoy ejercitando en este momento..., pero sigue

          comportándose  de  igual  modo.  No  importa  qué  cuerpo


          ocupe, parece que mi poder me sigue. Comprendo que es

          lo mismo también con la mayor parte de nosotros. Sítala,

          he oído decir, puede controlar la temperatura a grandes




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