Page 227 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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toca su base con un contacto que tiene dentro de su guante,


        el Fuego Universal saltará hacia delante con un brillo cega‐

        dor, eliminando la materia y dispersando las energías que

        halle a su paso. Aún no es demasiado tarde para retirarnos.


           –¡Agni! –oyó que gritaba su boca–. ¿Has pedido audien‐

        cia con quien gobierna aquí?


           Las negras lentes se volvieron hacia él. Los labios de Agni

        se fruncieron, para desvanecerse en una sonrisa que se di‐

        solvió en palabras.


           –Pensé que te encontraría aquí –dijo, con una voz nasal y

        penetrante–. Toda esa santidad era demasiado para ti, así

        que  cortaste  amarras,  ¿eh?  ¿Tengo  que  llamarte  Sidd‐


        hartha,  o  Tathagatha,  o  Mahasamatman,  o  simplemente

        Sam?


           –Estúpido  –respondió–.  Aquél  que  era  conocido  por  ti

        como el Atador de Demonios, entre todos esos demás nom‐

        bres, está ahora atado. ¡Tienes el privilegio de dirigirte a


        Taraka de los rakasha, Señor del Pozo del Infierno!

           Hubo un clic, y las lentes se volvieron rojas.

           –Sí, percibo la verdad de lo que dices –respondió el otro–


        . Estoy contemplando un caso de posesión demoníaca. In‐

        teresante. Y sin duda indescifrable, también –Se encogió de

        hombros y luego añadió–. Pero puedo destruir a dos tan


        fácilmente como a uno.

           –¿Eso crees? –inquinó Taraka, alzando ambos brazos ante


        él.










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