Page 226 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 226

–Eso es cierto... Si este cuerpo resulta destruido, entonces


          te llevaré conmigo, te lo prometo. Ya he fortalecido tus lla‐

          mas a la manera de los de mi especie. Si este cuerpo muere,

          seguirás viviendo como un rakasha. Hubo un tiempo en


          que nuestra raza tuvo cuerpos también, y recuerdo el arte

          de fortalecer las llamas de tal modo que puedan arder in‐


          dependientemente del cuerpo. He hecho esto contigo, así

          que no temas.

             –Muchas gracias.


             –¡Ahora  vayamos  a  enfrentarnos  a  la  llama,  y  apagué‐

          mosla!

             Abandonaron las habitaciones reales y descendieron las


          escaleras.  Muy  abajo,  prisionero  en  sus  propias  mazmo‐

          rras, el príncipe Videgha sollozaba en su sueño.






             Salieron por la puerta que había detrás de los cortinajes a


          espaldas del trono. Cuando echaron a un lado las cortinas,

          vieron que el gran salón estaba vacío, excepto por los dur‐

          mientes dentro del oscuro bosquecillo y la figura de pie en


          medio de la estancia, con el brazo blanco doblado sobre el

          brazo desnudo y una vara de plata sujeta entre los dedos

          de su mano enguantada.


             –¿Ves cómo se yergue? –dijo Siddhartha–. Está confiado

          en su poder, y con razón. Es Agni de los lokapalas. Puede


          ver hasta el más lejano horizonte como si estuviera al al‐

          cance de sus dedos. Y puede alcanzar hasta tan lejos. Se

          dice que una noche marcó incluso las lunas con esa vara. Si




          226
   221   222   223   224   225   226   227   228   229   230   231