Page 34 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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es la definición generalmente aceptada, pero es incierta en


          un aspecto.

             –Oh, ¿En cuál?

             –No es una criatura sobrenatural.


             –¿Pero es todas las demás cosas?

             –Si.


             –Entonces no acabo de ver qué diferencia representa el

          que sea sobrenatural o no, si es maléfica, posee grandes po‐

          deres y una vida muy larga y la habilidad de cambiar de


          forma a voluntad.

             –Oh, pues la diferencia es muy grande. Es la diferencia

          entre lo desconocido y lo incognoscible, entre ciencia y fan‐


          tasía, es un asunto de esencia. Los cuatro puntos cardinales

          son la lógica, el conocimiento, la sabiduría y lo descono‐


          cido.  Algunos  se  inclinan  en  esa  última  dirección.  Otros

          avanzan por encima de ella. Inclinarse ante una es perder

          de vista las otras tres. Puedo someterme a lo desconocido,


          pero nunca a lo incognoscible. El hombre que se inclina en

          esa última dirección o es un santo o es un estúpido. Yo no

          sirvo para ninguna de las dos cosas.


             Tak se encogió de hombros y dio un sorbo a su vino.

             –¿Pero los demonios?

             –Son  cognoscibles.  Experimenté  con  ellos  durante  mu‐


          chos años, y fui uno de los Cuatro que bajaron al Pozo del

          Infierno, si lo recuerdas, después de que Taraka huyera del


          Señor Agni en Palamaídsu, ¿Acaso no eres Tak de los Ar‐

          chivos?

             –Lo fui.




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