Page 39 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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túnica azafrán habían ayudado al despertar de Sam y esta‐
ban seguros de su identidad. Ella recorría por lo general el
monasterio mientras sus seguidores estaban rezando o des‐
pués de que se hubieran retirado por la noche. Normal‐
mente dormía de día, cuando se cruzaba con ellos lo hacía
bien arropada en capa y capucha, sus deseos y órdenes
eran comunicados directamente a Gandhiji, el jefe de la or‐
den, que cumplía noventa y tres años este ciclo y estaba
más que medio ciego.
En consecuencia, tanto sus monjes como los de la túnica
azafrán se hacían preguntas respecto a su apariencia y
deseaban ganar todo el favor posible a sus ojos. Se decía
que su bendición aseguraba que uno se reencarnara como
brahmán. Tan sólo a Gandhijí no le importaba, porque ha‐
bía aceptado el camino de la auténtica muerte.
Puesto que la diosa no pasaba por las inmediaciones
mientras ellos estaban allí, el sacerdote prolongó la conver‐
sación.
–Soy Balarma –indicó–. ¿Puedo preguntarte tu nombre,
buen señor, y quizá tu destino?
–Me llamo Aram –dijo el mendigo–, e hice voto de po‐
breza durante diez años y de silencio durante siete. Afor‐
tunadamente los siete ya han pasado, de modo que ahora
puedo hablar para darles las gracias a mis benefactores y
responder a sus preguntas. Me dirijo a las montañas para
encontrar una cueva donde pueda meditar y rezar. Quizá
pueda aceptar tu hospitalidad durante algunos días, antes
de proseguir mi viaje.
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