Page 36 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Pero Sam liberó a muchos y los sometió a su voluntad –
dijo Tak.
–Exacto. Hizo y mantuvo un pacto de pesadilla, de modo
que algunos de ellos aun merodean por el mundo. De to‐
dos los hombres, quizá al único al que respetan es a Sidd‐
hartha. Y comparten con todos los hombres un gran vicio.
–¿Que es...?
–Adoran el juego... Son capaces de aceptar cualquier
apuesta, y las deudas de juego son su único punto de ho‐
nor. Así debe ser, o de otro modo perderían la confianza de
los demás jugadores y podrían perder lo que quizá sea su
único placer. Sus poderes son grandes, por lo que hasta los
príncipes juegan con ellos, esperando ganar sus servicios.
Se han perdido reinos enteros de este modo.
–Si –dijo Tak– como tu crees, Sam estaba jugando a uno
de los juegos antiguos con Raltanki, ¿cuál podía ser la
apuesta?
Yama terminó su vino, volvió a llenar el vaso.
–Sam es un estúpido. No, no lo es. Es un jugador. Hay una
diferencia. Los rakasha controlan ordenes inferiores de se‐
res de energía. Sam a través del anillo que lleva esta ahora
al mando de una guardia de elementales de fuego que le
ganó a Raltariki. Se trata de criaturas mortíferas sin mente
y cada una de ellas posee la fuerza de un rayo.
Tak terminó su vino.
–¿Pero qué apuesta pudo aportar Sam al juego?
Yama suspiró.
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