Page 40 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 40

–Por supuesto –dijo Balarma–, nos sentiremos honrados


          de que un santo considere adecuado bendecir nuestro mo‐

          nasterio con su presencia. Te damos la bienvenida. Si hay

          alguna cosa que necesites para ayudarte a lo largo de tu


          camino, y nosotros podamos proporcionártela, no dudes

          en decírnosla.


             Aram lo miró fijamente con su no parpadeante ojo verde

          y dijo:

             –El monje que me vio primero no llevaba la túnica de tu


          orden.  –Tocó  la  oscura  tela  mientras  hablaba–.  Creo,  en

          cambio, que mi pobre ojo vio una de otro color.

             –Sí –dijo Balarma–, porque los seguidores del Buda han


          buscado refugio entre nosotros, para descansar un poco de

          sus peregrinajes.


             –Eso es realmente interesante –dijo Aram–, porque me

          gustaría hablar con ellos y quizá saber un poco más de su

          doctrina.


             –Tendrás  muchas  oportunidades  de  hacerlo  si  decides

          quedarte un tiempo con nosotros.

             –Entonces  eso  es  lo  que  haré,  ¿Durante  cuánto  tiempo


          van a permanecer aquí?

             –No lo sé.

             Aram asintió.


             –¿Cuándo podré hablar con ellos?

             –Esta tarde habrá una hora en la que todos los monjes se


          reúnen y son libres de hablar con quien quieran y de lo que

          quieran, excepto aquellos que han tomado voto de silencio.







          40
   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45