Page 43 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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todos modos, puesto que soy un huésped, respetaré por
descontado la práctica y no realizaré el acto. –Diciendo
esto, apartó la sandalia del insecto, que permanecía inmó‐
vil, con las rojizas antenas enhiestas.
–Evidentemente, es un erudito –dijo uno de los miembros
de la orden de Ratri.
Aram sonrió..
–Gracias, pero no es así –afirmó–. Solamente soy un hu‐
milde buscador de la verdad, y en varias ocasiones en el
pasado he gozado del privilegio de oír los discursos de los
eruditos. ¡Me gustaría poder gozar de nuevo de este privi‐
legio! Si hubiera algún gran maestro o erudito por las in‐
mediaciones, os aseguro que caminaría sobre carbones ar‐
diendo para sentarme a sus pies y oír sus palabras u obser‐
var su ejemplo. Si...
Se detuvo, porque todos los ojos se habían vuelto repen‐
tinamente hacia la puerta a sus espaldas. No movió la ca‐
beza, pero adelantó un brazo para aplastar un escarabajo
que estaba cerca de su mano. La punta de un pequeño cris‐
tal y dos minúsculos cables sobresalieron de la rota quitina
de su lomo.
Luego se volvió, barriendo con su verde ojo la hilera de
monjes sentados entre él y la entrada, y miró a Yama, que
llevaba pantalones, botas, camisa, faja, capa y guantes,
todo rojo, y enrollado en torno a su cabeza un turbante del
color de la sangre.
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