Page 45 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Puede que creas que, aunque tu cuerpo fuera destruido


        aquí, tu atman sería transferido remotamente a otro cuerpo

        localizado en otro lugar. Entiendo que alguien ha desci‐

        frado mis notas, y que el truco es ahora posible.


           Las cejas del mendigo descendieron casi un centímetro y

        se juntaron.


           –No te das cuenta de las fuerzas que incluso ahora con‐

        tiene este edificio, defendiéndolo contra cualquier transfe‐

        rencia de este tipo.


           El mendigo avanzó hacia el centro de la estancia.

           –Yama –afirmó–, eres un estúpido si crees poder igualar

        tus insignificantes poderes caídos a los del Visionario.


           –Quizá sí, Señor Mara –respondió Yama–; pero he aguar‐

        dado demasiado esta oportunidad para posponerla más.


        ¿Recuerdas mi promesa a Keenset? Si deseas proseguir tu

        cadena de existencia tendrás que pasar por esta puerta, la

        única de la estancia, bloqueada por mí. Nada que esté más


        allá de esta habitación puede ayudarte ahora.

           Entonces Mara alzó sus manos, y nacieron los fuegos.

           Todo llameó. Las llamas brotaron de las paredes de pie‐


        dra, las mesas, las túnicas de los monjes. El humo se en‐

        roscó y ascendió por toda la habitación. Yama se mantuvo

        erguido en medio de la conflagración, completamente in‐


        móvil.

           –¿Esto es lo mejor que sabes hacer? –preguntó–. Tus lla‐


        mas están por todas partes, pero nada arde.

           Mara dio una palmada y las llamas desaparecieron.







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