Page 78 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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»En  consecuencia  –concluyó–,  te  considero  un  hombre


          importante,  pero  no  un  Maestro.  Si  conociste  a  Olvagga

          hace tiempo, entonces también eres uno de los Primeros,

          como él. A causa del tipo de información que buscas, te


          considero alguien que ha venido de lejos. Si fueras un hom‐

          bre de Mahartha sabrías de los Maestros, y si supieras de


          los Maestros sabrías por qué Olvagga no puede navegar.

             –Tu conocimiento de los asuntos de Mahartha parece su‐

          perior al mío, oh marino recién llegado.


             –Yo también vengo de un lugar distante –admitió el capi‐

          tán, sonriendo débilmente–, pero en el espacio de una do‐

          cena de meses puedo visitar dos veces otros tantos puertos.


          Oigo noticias..., noticias y habladurías y cuentos, de más de

          dos veces dos docenas de puertos. Oigo de las intrigas del


          palacio y de los asuntos del Templo. Oigo los secretos su‐

          surrados por la noche a las muchachas doradas bajo el arco

          de  caña  de  azúcar  de  Kama.  Oigo  de  las  campañas  del


          Khshatriya y de los tratos de los grandes comerciantes en

          el futuro de los granos y las especias, las joyas y la seda.

          Bebo con los bardos y los astrólogos, con los actores y los


          sirvientes, los cocheros y los sastres. A veces, quizá, puedo

          arribar al puerto donde recalan los piratas y saber del des‐

          tino corrido por sus rehenes. Así que no consideres extraño


          que yo, que vengo de lejos, pueda saber más de Mahartha

          que tú, que puede que vivas tan sólo a una semana de viaje.


          Ocasionalmente, oigo también noticias de los hechos de los

          dioses.







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