Page 480 - Hijos del dios binario - David B Gil
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embargo, nos hallábamos ante un objetivo
sumamente sencillo aunque de una importancia
trascendental. ¿Se le indicó así cuándo se preparó
para la misión?
—Sí, señor. Se me indicó.
—Ahora póngase en mi situación. En cualquier
trabajo cualificado, cuando alguien comete un fallo
grave, se le da un voto de confianza. Todo el
mundo tiene derecho a equivocarse. Pero cuando
esa persona vuelve a fallar y, al hacerlo,
compromete intereses estratégicos para la
organización, es lógico que la confianza de sus
directos responsables flaquee. Nadie puede
culparlos si deciden prescindir de dicho empleado.
Pero como usted ya sabe, no podemos limitarnos a
quitarle el anzuelo y devolverlo al río. Ojalá
pudiéramos, pero ha tenido acceso a información
comprometida, información por la que otros
pagarían mucho dinero.
Blasco crispó las manos sobre sus rodillas y se
sintió desfallecer. El sudor le corría por la espalda y
la garganta se había cerrado, dificultándole tomar
aire. Se aflojó el nudo de la corbata y se desabrochó
un botón de la camisa.
—Denme una oportunidad de arreglar mi error.
—Esta era su oportunidad, agente Blasco. Cada
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