Page 139 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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diálogo entre docentes y estudiantes. El aula es un espacio de relaciones intrapersonales,
interpersonales y grupales, donde entran en juego los esquemas referenciales .
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La comunicación entre el docente y el alumno es esencial en el aula, especialmente cuando
se requiere intercambiar información o cuando surge algún problema. La comunicación es más que
lo que el docente habla, o lo que el estudiante escucha. Es más que el simple intercambio de palabras
entre personas. Es lo anterior, pero también la manera de expresarse, la forma de dirigir el mensaje,
el cual tiene dos significados, el directo dado por las palabras y el metacomunicativo, dado por la
relación simbólica que se establece entre docente y alumno.
En todas las interacciones, se envía y se recibe un mensaje. Algunas veces, los profesores
creen que sólo mandan un mensaje, pero su voz, las posiciones de su cuerpo, las palabras que usan
y los gestos expresan diferentes mensajes. El mensaje de doble significado es la metacomunicación.
2. La forma que los docentes nombran y se dirigen a los estudiantes
Una de las primeras cuestiones que se observó durante las clases fueron las
diferentes nominaciones que emplean los docentes para referirse a los estudiantes tanto a nivel
grupal como individual.
En primer lugar, vamos a señalar que los docentes asignan una caracterización general a los cursos
en el que dictan su clase:
Docente: Los cursos de cuarto año D son tranquilos, también los del cuarto año “A”,
pero los del “B” y “C”, son indisciplinados, no hacen caso para nada (Entrevista a
docente, noviembre 2011)
El docente en este caso, está generalizando y haciendo extensivos adjetivos
asignados a todos los estudiantes de un curso. Algunas veces como docentes sacamos
conclusiones generalizadas a partir de uno o par de eventos que sucedieron alguna vez. Se
realizan conclusiones generalizadas a partir de un incidente aislado, simple o un único
elemento de evidencia. Con la sobre generalización negativa de algún aspecto del curso puede
obturar el encuentro entre docentes y estudiantes, al quedar fijado a este aspecto.
A su vez, hay que revisar estas asignaciones para ver a que están refiriendo en
realidad, ¿Qué se entiende por indisciplinado? ¿Por tranquilo? Si interrogamos a los docentes
que le asigna a uno u otro, seguramente establecerán significados polisémicos.
Luego, ya en el aula, el docente interactúa con los estudiantes, con algunos más que
otros.
Docente: “En el noviazgo tiene que haber respeto como dice Nina”. Estudiante: “hay que
sacarse la ropa”. Docente: “la relación de afecto y placer… no podemos tener relación
debajo de un árbol”. Estudiante: “Espere profe”. Otra estudiante: “¡Ay! dios”. (Registro de
observación, junio 2011)
Los estudiantes comienzan a llegar del recreo. Profesor: “vamos a comenzar la clase de
hoy” … ¡Aguirre!” Hay movimiento en el curso algunos están parados, otros estudiantes
siguen entrando al aula. (…) Profesor: “bueno perfecto, entreguen los trabajos que
tenían para hoy. Varios estudiantes se levantan del banco y entregan los trabajos
escritos. El docente los recibe y luego dice… ¡Gallo! (dice esto mirando un estudiante
38 El esquema referencial es un aporte más concreto proveniente de cada uno de los miembros de un grupo, 139
a partir de los cuales se podrá construir -en interacción dialéctica con el esquema conceptual- un esquema
referencial en común. El esquema referencial individual es el conjunto de conocimientos, de actitudes que
cada uno de nosotros tiene en su psiquismo y con el cual trabaja en relación con el mundo y consigo mismo.
Es decir, que puede ser en cierta medida nucleado y conocido. “La didáctica interdisciplinaria se basa en la
preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial (conjunto de experiencias, conocimientos
y afectos con los que el individuo piensa y hace) y que adquiere unidad a través del trabajo en grupo,
promoviendo a la vez, en ese grupo o comunidad, un esquema referencial operativo sustentado en el común
denominador de los esquemas previos” (Pichon-Rivière, 1971,110).

