Page 147 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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Puesto que las nuevas formas "particulares" de empleo se asemejaban más a las antiguas
formas de contratación. En esta sociedad contemporánea, para la mayor parte de sus miembros, el
trabajo es el fundamento de su ciudadanía económica y está en el origen de la ciudadanía social,
representando la participación de cada uno en una producción por y para la sociedad. Es entonces
el vehículo concreto sobre cuya base se rigen los derechos y deberes sociales, las responsabilidades
y el reconocimiento, al mismo tiempo que las sujeciones y las coacciones. (Castel, 1.999:456)
El mundo del trabajo desde los jóvenes.
Antes de presentar alguna relación entre los adolescentes-jóvenes y el mundo del trabajo,
se cree conveniente describir a los sujetos de esta investigación desde algunos marcos teóricos. "La
duración de la niñez, los años de adolescencia, la entrada en el mundo adulto, son períodos sobre
los cuales cada familia tiene su percepción y su concepción, ambas intervienen en la formulación de
los proyectos de socialización y dependen de las condiciones de vida, y de las circunstancias sociales
y económicas del grupo familiar (...) Los chicos pasan inmediatamente a depender de ellos mismos
para establecer su propio proyecto de vida. Aún cuando el proyecto "propio" estaría marcado por
la historia anterior de la familia y de cada miembro; parece que se establece por un abandono
temprano de la intencionalidad de socialización parental". (Frigerio, 1993)
Sorteando algunas relaciones entre adolescencia, educación y trabajo.
La pobreza constituye un factor a considerar entre los determinantes de la propensión al
ingreso a la actividad económica del grupo etáreo comprendido entre los 17 y los 21 años. En efecto
la inserción de este grupo depende al mismo tiempo de su inscripción en la familia y de una red
relacional más amplia. "Cuando el trabajo o su búsqueda conspira contra la educación y la
formación profesional también lo hace contra las oportunidades de los adolescentes para que
puedan desarrollar recursos que les permitirán aspirar a inserciones laborales más convenientes,
que les permitan alejarse de la imposibilidad de satisfacer necesidades básicas y de condiciones de
postergación social”. (Feldman, 1994)
Si bien en sus decires y haceres, los jóvenes dejan traslucir la existencia de dos polos
diferenciales, priorizando según sea el caso, la formación o la experiencia _como procesos
transicionales, alternativos hacia la esfera del trabajo_, ambas actitudes quedan ahora conjugadas,
generando un nuevo binarismo entre los que están preparados y poseen conocimiento de la
realidad y aquellos sujetos pasivos, carentes de interés e inventiva. Para finalizar, se explicita que
educación, trabajo, estrategias de vida y hasta la misma definición de adolescencias y/o jóvenes, se
entienden como realidades interrelacionadas y en extremos cambiantes, construidos y
condicionados históricamente.
Sobre las denominaciones "adolescencia o joven", se conjugan en su interior
comportamientos de distintas procedencias textuales: transformaciones biológicas, psicológicas, la
aparición de nuevos modelos identificatorios (teñidos de pasado y de futuro), originales
inscripciones corporales atravesadas por ritos de pasaje, distinciones materiales y simbólicas,
"agenciamientos" familiares, educativos, laborales, informáticos, comunicacionales y deseantes. De
las "definiciones" psicológicas y sociológicas, esto es, juventud como "fase" del desarrollo
psicoevolutivo o como "etapa" particular de socialización, se recupera la noción de transición,
indicando la presencia de límites. Parafraseando a Mario Margulis, se puede decir que, "la juventud
es más que una palabra", es pura multiplicidad.
El sujeto de la escuela secundaria.
"Ser estudiante es un proceso que se va construyendo con otros en el marco de la institución
educativa y en los escenarios múltiples de aprendizaje y socialización que ésta les ofrece a los
jóvenes. El oficio de ser estudiante no viene dado de antemano, sino que se construye en la
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