Page 154 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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Otro tema que emerge de los decires de los adolescentes, sobre su relación con los adultos de la
escuela, refiere al tipo de comunicación que establecen con ellos. Escuchemos algunas de sus
expresiones al respecto:
Estudiante 1: “Si llegas tarde, te ponen falta, no te creen.”
Estudiante2: “En la primaria si faltabas te creían.”
Los estudiantes son contundentes dicen “no te creen”, estos discursos advierten sobre posturas
rígidas, inflexibles que, según su parecer, no contemplan argumentos por parte de los referentes
adultos; que el adolescente percibe negativamente, y traduce en un sentimiento de desconfianza,
un ambiente en el que su palabra no es escuchada, no es valorada.
A su vez también aparece la comparación y cierta añoranza del vínculo con los adultos, de la
primaria. Advertimos que, si bien la escuela secundaria abre nuevas posibilidades de
comportamiento autónomo, al menos en la fantasía de los entrevistados, pareciera que también se
incrementan las estrategias de control institucional, provocándoles cierta decepción y en
consecuencia el “anhelo”, de una etapa anterior.
Autores clásicos dentro de los estudios sobre adolescencia como Aberatury y Knoblel (1997) o más
recientemente Barrionuevo (2011) insisten en señalar estos sentimientos de “nostalgia”, como
necesarios para el proceso de constitución subjetiva de los adolescentes.
Profundizando en el tema de la comunicación con los adultos, un grupo de estudiantes
refiere:
Estudiante1: “Algunas relaciones son buenas y algunas no. Porque algunos nos escuchan y
otros no…”
Estudiante 2: (…) “Pero la de Práctica no nos escucha, no es tolerante” (todos asienten con la
cabeza)
Estudiante 1: “No nos quiere explicar, quiere que hagamos solo su materia, nos compara con
los otros chicos.”
Estudiante 2: “No nos quiere explicar, quiere que hagamos solo su materia, nos compara con
los otros chicos.”
Estudiante 1: “No nos gusta, que nos compare, nos dice que los otros son mejores.”
En estas expresiones, advertimos que los adolescentes no solo no se sienten escuchados por los
adultos, sino que además sus tiempos y posibilidades de aprendizaje no son consideradas. Sumado
a esto se los compara descalificativamente con otro grupo de estudiantes.
Según estos adolescentes, algunos profesores mantienen una mirada tradicional de los procesos
de enseñanza y aprendizaje, de la comunicación, del etiquetamiento de los sujetos.
Para Kaplan (2015) estos mensajes descalificatorios, dirigidos a los estudiantes pueden llevar a
procesos desubjetivantes en tanto desactiva el juicio crítico y la construcción del “sí mismo” en
ciernes, en este momento de sus vidas.
A su vez, las expresiones y actitudes referidas por los estudiantes, acerca de los docentes,
podrían encuadrarse dentro de lo que la misma autora denomina como violencia simbólica escolar,
y que redunda en dejando profundas huellas en la subjetividad de “quienes son tratados como
inferiores en el marco de dichas relaciones sociales, de la cotidianeidad escolar “(Kaplan 2015:122)
Sin embargo, los estudiantes con los que trabajamos, también hacen referencia a adultos que se
vinculan con ellos de otra manera, tal como lo expresan los decires que citamos a continuación:
Estudiante: “Con la preceptora nos gusta hablar, ella siempre nos pregunta cómo nos fue en la
prueba eso nos hace sentir bien, y también Don “Pili”, el señor del kiosco.”
En estos fragmentos aparecen en primer lugar los estudiantes destacando la figura de la
preceptora quien tiene una actitud de escucha, de interés por las vivencias de los estudiantes en la
escuela como por ejemplo las pruebas escrita. Aparece también el señor del kiosco, de quien
comentan que los hace sentir bien, si bien no explicitan de qué manera, inferimos del relato que
también los escucha y se interesa por ellos. Entendemos que en las escuelas secundarias los
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