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del aporte y compromiso de los actores involucrados.  El propósito de esta articulación no sólo
                 arroja  beneficios  a  los  estudiantes,  también  concurre  a  generar  un  mecanismo  que  orienta  a
                 restituir la equidad social, amplía los horizontes del sistema educativo sentando los fundamentos
                 para una educación a lo largo de toda la vida y otorga consistencia a los derechos del ciudadano en
                 consonancia con una sociedad democrática e inclusiva. El Ministerio de Educación al impulsar la
                 Ley de Educación Nacional Nº 26.206 dio inicio a una etapa en la que se propone una política de
                 estado con este objetivo.
                        La Ley plantea entre los objetivos de la educación secundaria: “Desarrollar y consolidar en
                 cada estudiante las capacidades de estudio, aprendizaje e investigación, de trabajo individual y en
                 equipo, de esfuerzo, iniciativa y responsabilidad como condiciones necesarias para el acceso al
                 mundo laboral, los estudios superiores y la educación a lo largo de toda la vida” (Ley 26.206 de
                 Educación  Nacional  -  Cap.  IV  Art.  30  Inc. c)”.  Trabajar  sobre  capacidades  asociadas  a  procesos
                 cognitivos y socioafectivos garantiza la formación integral de la persona. Se manifiestan a través de
                 un  contenido  o  conjunto  de  ellos  y  constituyen  una  base  desde  la  cual  se  construyen  nuevos
                 conocimientos.  Por  este  carácter  integral  e  integrador,  las  capacidades  atraviesan  de  manera
                 horizontal y vertical las propuestas curriculares de los distintos niveles y modalidades del sistema
                 educativo y deben ser abordadas por distintas disciplinas, áreas o espacios curriculares para el
                 logro de más y mejores aprendizajes para todos.
                        Es importante considerar también que las instituciones de educación superior requieren de
                 sus estudiantes otros aprendizajes que los vinculados al conocimiento de las disciplinas, tales como
                 destrezas  y  estilos  de  pensamiento  de  las  culturas  disciplinares,  capacidades  inherentes  a  la
                 situación de “ser estudiante de nivel superior” y a las del desarrollo de una personalidad autónoma
                 y crítica para el desempeño social.
                        Por otro lado, concebimos la articulación como un modo de relación en la que sus términos
                 comparten la reflexión sobre prácticas de enseñanza de saberes y contenidos curriculares, a partir
                 de la situación de transición que atraviesa el estudiante, en un determinado momento y de un
                 proceso de elección en la trayectoria de formación. (Nayar, s/f).
                        En  general,  el  sistema  educativo  está  atravesado  por  políticas  que  responden  a  las
                 especificidades de los niveles y modalidades que lo integran. En tal sentido, los niveles de educación
                 obligatoria, representan un desafío ‘obligado’ puesto que debe asegurar el tránsito por los niveles
                 inicial, primario y secundario en el marco de la obligatoriedad establecida en la Ley Nacional de
                 Educación 26.206 y la Ley Provincial de Educación Nº 2.511 en el caso de la Provincia de La Pampa.
                 Sin embargo, la complejidad del proceso de articulación se proyecta entre los niveles obligatorios
                 (secundario) y no obligatorio (superior). Es allí donde los desafíos entre las instituciones deben
                 encontrar un espacio de diálogo y la posibilidad de construir puentes que faciliten la continuidad
                 de estudios superiores.
                        La  Ley  de  Educación  Nacional  Nº  26.206  en  su  artículo  30  inc.  d)  establece  que  los
                 estudiantes de la educación secundaria deberán, al finalizar la misma, “desarrollar las competencias
                 lingüísticas,  orales  y  escritas  de  la  lengua  española  y  comprender  y  expresarse  en  una  lengua
                 extranjera.”. En un sentido más general, el concepto competencia en educación se presenta como
                 una red conceptual amplia que hace referencia a una formación integral del ciudadano, por medio
                 de  nuevos  enfoques  como  es  el  aprendizaje  significativo,  en  diversas  áreas:  cognitiva  (saber),
                 psicomotoras (saber hacer, aptitudes) afectiva (saber ser, actitudes y valores). Las competencias
                 generales remiten a un conjunto de conocimientos, actitudes, valores y habilidades relacionados
                 entre sí, que permiten desempeños satisfactorios a toda persona que aspire a proseguir estudios
                 superiores. Por otro lado, existen otras competencias como las básicas, que implican el desarrollo
                 de saberes complejos y generales que hacen falta, en el caso de estudios superiores, para cualquier
                 tipo de actividad intelectual. (Zalba, 2007).
                        Pensar pedagógicamente el territorio implica proyectar una sociedad que multiplica las

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