Page 27 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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mundos en que esas otredades se construyen. Exige un esfuerzo redoblado de ruptura con
prejuicios y categorías pre construidas, de análisis de la implicación del investigador acorde a las
distancias sociales, culturales y políticas en que se juega el trabajo investigativo.
Distancias entre quienes ocupamos posiciones alejadas en la curva de la vida, y que, por
tanto, hemos transitado momentos significativos de la existencia en tiempos históricos diferentes.
Distancias entre quienes habitamos espacios sociales distantes, con premuras y constricciones
cotidianas distintas en su dificultad y conflictividad. Distancias que también están presentes en las
tensiones y discrepancias que se visualizan en las instituciones. Aquellas distancias que nos separan
de los chicos de la escuela del interior, del artista comunitario, de las maestras que trabajaron con
Don Luna, y de los muy diversos espacios escolares que acuden año a año al llamado del Sitio Campo
de la Ribera y la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Experiencias que, sin embargo, se encuentran en el seno de procesos conectivos, a los que
es necesario dar visibilidad en la construcción investigativa. Vivimos tiempos de significados
fragmentados y confrontaciones, a la vez que de producción instituyente de lo colectivo y lo común;
época de contradicciones que navega entre vivencias desencontradas y conflictivas, y
acercamientos insospechados. Búsquedas y controversias sobre las que se requiere construir
conocimientos, ya que ese saber puede ayudar a configurar mejores cauces para el fortalecimiento
del hacer.
2.2. Me interesa marcar la importancia de explorar los pliegues de los procesos de
subjetivación y sus consecuencias educativas, en un tiempo histórico que constriñe a los niños y a
los jóvenes a transitar caminos poco previsibles, obligando a gestar respuestas inéditas en el seno
de quiebres que movilizan, tensan y generan muchas veces desconcierto y sufrimiento, y ponen a
prueba su potencial de productividad simbólica y práctica para afrontar las disyuntivas vitales a las
que están expuestos.
Encontrarse con los niños y los jóvenes concretos para registrar sus modos de hacer, sus
palabras y prácticas, sus sentimientos y pensamientos, sus inestabilidades, deseos y búsquedas, sus
soledades e incertidumbres, en procura de comprender sus acciones, las inquietudes que los
atraviesan, y las invenciones con que afrontan las situaciones cotidianas.
Interesa también fortalecer la mirada hacia el lugar del docente y los educadores sociales,
como adultos expuestos, interpelados y, a la vez convocados a ofrecer significados y posibilidades
en el cotidiano. Conocerlos y reconocerlos en su multiplicidad de experiencias e identidades, de
inscripciones sociales y generacionales, para quebrar las perspectivas cristalizadas que pueden
llevarnos a desconocer aristas sustantivas de los procesos actuales.
Por estas razones también es relevante identificar e incluir en la investigación a sujetos no
convencionalmente pensados en el lugar de lo educativo.
Necesitamos conocer a quienes han logrado expresar y nuclear a actores diversos, con sus
dolores y anhelos. Allí están las organizaciones y los movimientos sociales, grupos que han
metabolizado vivencias de sufrimiento y han logrado condensarlas en identidades públicas, para
convertirlas en lugares de construcción y demanda colectiva.
Necesitamos saber quiénes se encuentran con los chicos y los jóvenes en las esquinas, en la
canchita, en un apoyo escolar, en una parroquia, en un dispensario, en una biblioteca, en un playón
deportivo, en las reuniones de un movimiento social, en un centro vecinal, en un taller de barrio.
Adultos con presencias y miradas significativas en la vida cotidiana de los niños y los
jóvenes, y que son poco reconocidos en la educación y la investigación. Como el artista y su
movimiento comunitario, como Don Luna y su radio comunitaria, los “hombres de la cuadra”, los
docentes, bibliotecarios, preceptores, talleristas de las escuelas junto a los equipos de un Sitio de
Memoria, a quienes trajimos en los paisajes educativos antes descriptos.
2.3. Es relevante también abrir la mirada hacia los sujetos adultos involucrados en las
escuelas, para comprender cómo se juega la pluralidad de experiencias y trayectorias en las
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