Page 348 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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democrática tiene un importante ingrediente cognitivo que dicha formación no puede descuidar,
toda vez, que una visión completa de los procesos históricos, permite a los sujetos comprender los
hechos y los procesos en los que están involucrados y constituye un factor motivacional para la
participación responsable en los asuntos públicos.
El enfoque dialéctico, que para este caso está ausente, considera la realidad histórico-social
en su totalidad tiene como núcleo firma la participación de cada sujeto en la construcción y
reconstrucción de la misma.
Entre los aspectos no mencionados por el Programa de “Nuestra Escuela”, se encuentran las
condiciones laborales, la reflexión de la dimensión ideológica y política de la educación y la
vinculación del currículo con los intereses de distintos grupos o sectores sociales.
Si se pudiere repensar el Programa desde otra mirada, debiera alentar entre otras cuestiones; a la
toma de posición respecto de lo que significa vivir en sociedades con graves desequilibrios
económicos y sociales, como el de América Latina, Argentina y Jujuy en particular.
La progresiva desaparición de la discusión, sobre todo en el ámbito educativo, sobre la
estrecha relación que tiene el sistema educativo con una ideología, con una cosmovisión propia de
cada clase social, un punto de vista que cada clase tiene sobre el mundo según el “lugar”-relaciones
de producción- en que está ubicada para “verlo”, no es algo azaroso, ni casual.
Los primeros registros de conformación del nuevo bloque histórico 164 de inicios del siglo XX,
siguiendo a Neves (2009) mantiene características esenciales hasta la actualidad. En el plano
económico, la reproducción ampliada del capital, sobre todo a partir del uso de la ciencia y la
técnica; la expropiación creciente del trabajo por el capital y la extracción de plusvalía por
intermedio de la intensificación del trabajo y del aumento de la productividad de la fuerza del
trabajo. En el plano político, un Estado que interviene en los rumbos de la producción y en las
relaciones político- estatales para la legitimación de los padrones de las relaciones sociales
vigentes.
No es de extrañar, entonces, que históricamente los gobiernos inviertan sus esfuerzos en la
formación y en las prácticas docentes en particular, para llevar adelante sus políticas educativas.
Los sistemas educativos tuvieron que enfrentar a lo largo del tiempo el establecimiento y la
formación de sus agentes de difusión. Esto no se limitaba a la etapa de formación sino también al
acompañamiento en el ejercicio del maestro. La denominada “formación inicial” y la “formación en
ejercicio” establecieron históricamente relaciones diversas entre sí en lo que respecta a
concepciones pedagógicas, a la organización del sistema y a las instituciones involucradas, a los
sujetos a cargo y a la relación con la cultura contemporánea.
La relación entre la formación en ejercicio y la formación inicial, se presenta en principio
como parte de un fortalecimiento, las modernizaciones sociales y culturales posteriores la
presentan como una renovación. Finalmente aparece en el siglo XX como un modelo reparador.
La actual denominación de formación permanente, definida como política pública, gestada
en torno a orientaciones ideológicas dominantes, en su lucha por mantener las relaciones de poder
retrae el impulso y tiende a neutralizar la discusión acerca de la importancia de la Educación Pública
y la democratización en el acceso y permanencia de los alumnos en sus distintos niveles.
Bajo la bandera del desarrollo profesional docente, se difunde el discurso político de
atravesar una instancia de reivindicación histórica de los maestros/profesores.
Se instala una perspectiva que busca imbricar la formación con la carrera. Esto es, construir una
perspectiva de desarrollo profesional docente que comienza con una formación inicial y continua
con el enriquecimiento de saberes de la experiencia, buscando situar al docente como voz
164 Gramsci, sostiene que la acepción de la sociedad como bloque histórico, contenidos económico-social y 348
forma ética – política se identifican en la construcción de períodos históricos. Destaca el pensador italiano,
que la distinción entre lo económico y político es puramente didáctica, ya que las fuerzas materiales no
podrían históricamente concebirse sin las ideologías.

