Page 409 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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profesores modelados por las condiciones internas y externas de la institución educativa en la que
               despliega sus actividades.
                      Los profesores desarrollan una carrera que se la considera como una historia de altibajos por
               las que pasan sus frustraciones, sus satisfacciones, sus compromisos y competencias.  Se inscribe en
               un “continuun” de la vida profesoral que va ocupando diversas posiciones en el campo. Este concepto,
               carrera,  tiene  una  doble  cara:  una  objetiva  y  otra  subjetiva.  La  primera  refiere  a  las  diferentes
               posiciones que una persona va ocupando a lo largo de la vida y desde el ángulo subjetivo refiere a las
               experiencias individuales, es decir al modo en que la persona vive sus experiencias de trabajo y como
               reconstruye esa experiencia.
                      Esto lleva a sostener que se va construyendo en las instituciones una “cultura profesional de
               los profesores”, es decir actitudes, valores creencias, supuestos y forma de hacer las cosas. Esto puede
               verse en lo que los profesores “piensan, dicen y hacen”. Esto sin descuidar que los profesores se ven
               “atrapados” por la organización para expandir sus actividades.
                      En  torno  al  curriculum  integrado  y  al  desarrollo  profesional  gira  la  idea  de  un  profesor
               reflexivo e investigador que realiza su práctica en pos de mejorar la enseñanza. Básicamente se define
               a la enseñanza como una situación en la que alguien intenta transmitir un conocimiento a otro, o bien,
               la acción que permite que dos personas sepan lo que al principio sabía una sola. Según Fenstermacher
               (1989),  es  el intento de alguien de trasmitir cierto contenido a otra persona, mientras que Edwards
               y Mercer (1988) la definen como  “compartir conocimiento”.
                      Según  estas  definiciones,  la  enseñanza  involucra  tres  elementos:  alguien  que  tiene  un
               conocimiento;  alguien  que  carece  de  él;  y  el  conocimiento  a  transmitir.  Supone  entonces  una
               situación asimétrica respecto del conocimiento donde está presente el compromiso de dos personas,
               la  que  trasmite  el  conocimiento  y  el  destinatario  quien  hará  efectiva  la  apropiación  según  las
               actividades que él desarrolla para aprender.
                      Si se avanza en definiciones más específicas se encuentra que al enseñar se ponen en juego
               tensiones, enfoques, corrientes teóricas, formas, intenciones de quien enseña y de quien aprende;
               maneras en las que el conocimiento circula y se selecciona.  Autores como Fenstermacher (1989),
               Litwin (1996), Basabe y Cols (2007) manifiestan que la enseñanza es una práctica social, situada, que
               implica un cambio de los estudiantes en las direcciones deseadas y la recuperación de la ética y los
               valores inherentes a la condición humana.
                      El  hombre  es  el  único  ser  educable  porque  desarrolla  virtudes.  Por  lo  que  una  “buena
               enseñanza”, como la define Fenstermacher (1989), debe estar colmada de virtudes, de manera que
               dignifique la vida de cada persona que aprende, sea cual fuere el nivel educativo al que pertenece.
                      Por lo tanto, la práctica reflexiva en la acción y sobre la acción es necesaria en el oficio de
               enseñar. Se trata de que el docente pueda generar los lugares para el análisis de su propia práctica.
               Según  las  autoras  (Anijovich,  Cappelletti,  Mora,  &  Sabelli,  2007)  promover  docentes  reflexivos
               significa también reconocer que la producción de conocimiento respecto de lo que constituye una
               enseñanza adecuada, no es prioridad exclusiva de los centros universitarios o de investigación y
               desarrollo, sino, también, del análisis y la aceptación de la riqueza que encierran las buenas prácticas
               de enseñanza.


               Presentación sintética del abordaje metodológico y el diseño desarrollado
                      La propuesta de integración intercátedras se reconoce como una forma de generar instancias
               reflexivas,  desde  la  investigación-acción,  porque  permite  trabajar  con  teorías  implícitas  de  los
               docentes,  de  manera  de  convertirlos  en  investigadores  activos,  en  este  sentido  el objetivo  de  la
               investigación-acción  es  “lograr  una  acción  emancipadora,  para  poner  a  prueba  las  prácticas
               educativas y mejorarlas” (Díaz Barriga, 1998, pág: 17). Se trata de un trabajo con otros - no es una
               tarea individual y solitaria  - y en torno a las  propias preocupaciones. Esto requiere del análisis-

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