Page 405 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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prácticas  diferentes  a  las  propuestas  desde  distintas  unidades  académicas 213 ,  avanzamos  en  dar
               sustento a la propuesta de coproducción -surgido de la práctica misma-.
                      La coproducción surge “como el esfuerzo organizado por conjugar saberes producidos en
               diferentes contextos sociales con el objetivo estratégico de validar, socializar y legitimar esos saberes
               con arreglo a un proyecto político emancipatorio” (Kondolf, Lo Cane, 2012: 75)
                      Este  proceso  requiere  ser  acompañado  de  la  reflexión  crítica,  desde  una  concepción
               cooperativa del proceso de enseñanza/aprendizaje en instancias de interacción con los sectores que,
               con mayor o menor grado de organización, se encaminan hacia prácticas emancipatorias. Existen,
               entonces,  dos  o  más sectores  que se  acercan  a  la  situación  problemática,  cada  uno  de  ellos  con
               diferentes saberes previos al respecto. Mediante un enfoque dialógico, cooperativo y crítico de un
               problema significativo,  apuntamos  a  conjugar  los  saberes previos  y a  la producción  conjunta  de
               nuevos. Sin imposiciones, ni relaciones autoritarias o verticalistas. Es una manera diferente de pensar
               el cómo, para qué y para quiénes investigamos y nos formamos. Es por todo esto que, buscando
               comprender la realidad, intervenir en ella con conocimiento de causa y transformarla, avanzamos
               hacia la coproducción del conocimiento.


               Palabras finales a modo de cierre

                “No hay utopía verdadera fuera de la tensión entre la denuncia de un presente tornándose cada vez
                  más intolerable y el anuncio de un futuro a ser creado, construido, política, estética y éticamente,
                                                                             por nosotros, mujeres y hombres”
                                                                                     Paulo Freire (1983: 102)


                      La Reforma Universitaria de 1918 fue sumamente progresiva cuando incluyó la función de
               Extensión dentro de sus principales reivindicaciones, como necesidad de articular el conocimiento
               que se impartía en las casas de altos estudios. A casi 100 años de dicha reforma, resulta imperante
               que la academia repiense qué respuestas está dando hoy a las necesidades sociales y a las múltiples
               problemáticas  actuales.  Dicotomizar  la  inherente  y  esencial  vinculación  entre  teoría  y  práctica,
               fragmentar el conocimiento separando disciplinarmente los saberes, parcializar el aprendizaje y la
               aprehensión de contenidos formativos en un cúmulo de cursos sin relación uno con el otro, dividir
               materias y hasta carreras en teóricas y/o prácticas negando su íntima vinculación, resulta abono para
               un proyecto de universidad reproductora de lo existente. El debate sobre la forma de producción de
               conocimiento y las relaciones entre lo producido y la apropiación resulta necesario que, en constante
               vigencia, se someta a responder a qué necesidades está dando respuestas y qué intereses priman en
               dichas elecciones. Retomamos a R. Kondolf y P. Lo Cane (2012: 74) cuando sostienen “en efecto, el
               conocimiento institucionalmente producido orientado al dominio de la naturaleza para su mayor
               aprovechamiento  y  recogido  cabalmente  en  el  positivismo  científico,  ha  sido  el  motor  de  la
               acumulación del capital. El conocimiento se pone al servicio de la producción en tanto conocimiento
               determinista,  con  este  movimiento  la  razón  se  liberaba  de  antiguas  servidumbres  para  ser
               nuevamente recapturada en los angostos límites del utilitarismo. Los resultados de este proceso son
               la pérdida y la reducción de la fuerza liberadora de la razón constreñida por las exigencias de la
               productividad”.


                      Consideramos que la coproducción recupera antecedentes esclarecedores y superadores de
               las prácticas investigativas y del quehacer de la razón para invitar a: reconocer las limitaciones que



               213  Se hace referencia  a prácticas de “transferencias” de conocimiento a empresas,  servicios a “terceros”,
               divulgación de la ciencia en barrios o escuelas, voluntariado o asistencialismo, sin ninguna contemplación de
               las necesidades propias de los sectores donde se “extiende” dicha práctica.
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