Page 442 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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pena porque pude haber dado más”, “sentí violencia simbólica, la profe me gritó, sentí humillación
en el examen” “ una docente en la mesa, no me escuchaba, no me miraba y hablaba con otro docente,
entonces yo buscaba que me escuche la otra profesora”
¿Qué tiene que ver esto con un examen? Creemos que mucho, tiende a orientarnos a pensar
la situación de examen como un emergente, como una situación que nos permite analizar algo más
que la misma situación de examen. Para esto sería bueno saber cuántos estudiantes evaden dicha
situación (cantidad de inscriptos, cantidad de evaluados) Esta institución educativa que es la
Facultad de Humanidades está organizada por estamentos, organización piramidal, cuyo valor
principal parece ser el reconocimiento, basado en el conocimiento. Alguien (docente) cree en la
solvencia del conocimiento del otro (estudiante), no solamente cree, sino que debe acreditar la
misma.
Perreneud, afirma que “la evaluación es un proceso centrado en la fabricación de juicios de
excelencia que legitiman las desigualdades sociales en la escuela, esto significa que la evaluación
sirve de fundamento a las decisiones de selección de quien sabe o no por la institución escolar”.
El examen es vivido entonces como: “espera ansiosa, estudiantes “en capilla”, como rezando recitan
el sermón, los conceptos vistos”. Ansiedad, textos, resúmenes o conversaciones de temas vinculados
al examen final. Especulaciones sobre este o aquel profesor, ogro o divinidad: “si te toma x…”
Fantasías de que uno demuele cualquier esperanza de lograr el “premio” de aprobar o recibir
“castigo” al desaprobar la materia. Aportes a la construcción de una subjetividad denigrada.
Ellos, los profesores pensados y vividos como un grupo (a no ser excepciones) una clase de
seres que definen la vida del otro grupo, los estudiantes. Fantasías y realidades entrelazadas por un
dispositivo institucional de evaluación, predominando el rol que tiene que ver con el lugar de poder,
el docente es el que expresa la dominación, la relación autoritaria y jerárquica, significado como el
que sabe y tiene poder sobre el que no sabe.
El docente pregunta, inquiere, tranquiliza, se exaspera, ayuda al estudiante, habla con otro
docente de sus cosas, se conmueve; mientras el alumno debe mostrar su luz, se enmudece, repite
como un grabador, demuestra, titubea, esconde su ignorancia, transpira, agita las manos, las retuerce,
intenta mostrar lo que sabe, con mucha angustia y sufrimiento.
Un tribunal da la sentencia: pasa a otro nivel, está en condiciones de continuar si responde a
las preguntas del profesor, si en 15 o 20 minutos logra demostrar que es apto, capaz, inteligente,
aplicado al estudio, útil, valorado, aceptado en esta casa de Altos Estudios. ¿Y si no lo es? Quien define
esta circunstancia es el docente. El pone la nota, muchas veces con dolor y contradicciones, otras con
cierto goce “este chico no estudió”. No logra sortear el obstáculo que se necesita para continuar esta
carrera que lo llevará al premio principal: el título.
Se acabó el examen; se examinó como un elemento en un microscopio y el profesor/a es
sentido como el responsable de la nota y ellos agradecen, otros saben que la nota es el número que
le asigna el docente producto de la evaluación de su desempeño, se cuantifica su conocimiento, en
realidad muchas veces sólo la capacidad de reproducción más o menos creativa de los contenidos
dados.
Vínculo que sintetiza esta relación de poder y sometimiento ofrecida y sostenida por la
institución. “Ah, no sé. Si hubieras cursado conmigo…. Hubieras aprobado” frase dicha por un
profesor, cuales son las consecuencias psíquicas de situaciones como estas, no solamente angustia
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