Page 47 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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a problematizar la experiencia realizada, para intentar comprender cómo hicimos para llegar
hasta ese punto. ‘Documentar lo no documentado’ dice Rockwell (2009), cuando propone como
línea de investigación mirar desde abajo, desde los particulares procesos cotidianos que también
hacen la historia.
[…] mediante la experiencia áulica llevada a cabo, fuimos construyendo procesos de
autosocioanálisis asistido y propio, procesos difíciles y complicados en los que no estuvieron
ausentes las tensiones, los conflictos, las angustias, las dudas, los temores, y las ansiedades.
Fuimos aprendiendo, fuimos haciendo camino al andar […] Sí, ya no somos los mismos, somos
otros distintos, un poco más libres, pero con mayor responsabilidad social […]
De allí que también constituye una responsabilidad social y un compromiso intelectual, dar
cuenta de los procesos experimentados en el desarrollo de las clases de una cátedra, de las
carreras de profesorado, de una unidad académica de la UNaM. Estas pequeñas historias que, en
este caso, intentan aliviar, aplacar, apaciguar las ‘pequeñas miserias’, vale la pena contarlas
porque ‘…lo que el mundo social ha hecho puede, armado de ese saber, deshacerlo…’ (Bourdieu,
2007).”
Mientras esas ideas dan cuenta de la responsabilidad ética de los educadores en su rol de
intelectuales, lo que sigue da cuenta de principios del orden de lo epistemológico y pedagógico que
orientaron la experiencia educativa realizada con los estudiantes:
“Adoptamos asimismo otros dos principios, también pedagógicos, pero de la enseñanza del
oficio de investigador: 1. a investigar se aprende investigando (Achilli, 2005); es decir “haciendo”,
como se aprende un oficio en un taller, mediante la reflexión durante la misma práctica de
investigación y no simplemente leyendo manuales de metodología y, 2. desarrollando en los
alumnos una fuerte disposición crítica, como propone desafiante Bourdieu en “El oficio de
sociólogo”: “Entre los obstáculos que debe prever una verdadera pedagogía de la investigación, se
encuentra, ante todo, la pedagogía ordinaria de los profesores ordinarios, quienes refuerzan las
disposiciones al conformismo (…) De ahí la antinomia de la pedagogía de la investigación: debe
transmitir instrumentos de construcción de la realidad, problemáticas, conceptos, técnicas y
métodos, al mismo tiempo que una formidable disposición crítica, una inclinación(ver Anexo II) a
cuestionar dichos instrumentos” (Pierre Bourdieu, “El oficio de sociólogo”, citado en Achilli,
2005).
Esta expresión de Bourdieu significó, a la vez que un norte y una meta, un fuerte desafío, una
interpelación que me animaba a “arrojarme al precipicio”, a animarme a salir de lo esperable y más
bien sobrellevar la incertidumbre. La participación y sólo la participación protagónica de los
estudiantes, tendría que ser parte de la “fórmula” para construir una formidable disposición crítica,
en los estudiantes.
Una vez presentadas estas ideas e introducidos los principios rectores que guiaron la propuesta
formativa, me gustaría compartir con ustedes algunos resultados de la experiencia, sintetizados en
tres aspectos:
1) Las disposiciones, habitus, de los estudiantes frente a la propuesta
2) La práctica de la IAP como estrategia fructífera para una pedagogía de la investigación
educativa
3) Las características del aprendizaje en la experiencia de investigar “Nuestra Clase”
En relación al primer punto vale aclarar que, al darles todo el protagonismo, se les planteaba una
modalidad de clase que no correspondía con los parámetros de clase conocidos por ellos. Se trataba
de una propuesta a la que no estaban habituados. Por otro lado, desconocían de que se trataba la
metodología de la investigación educativa y más bien esperaban una pedagógica más , es decir
10
mucho para leer y algún manual que indique sobre la aplicación del método científico para producir
conocimiento. Nada de eso, encontraron y lo que encontraron no coincidía con lo que esperaban de
una clase. Se enojaban, protestaban, no entendían que hacíamos y qué había que hacer. Y las recetas
no llegaban y la “incertidumbre” estaba ahí presente. En esas circunstancias emergían, además de la
10 Expresión peyorativa que utilizan los estudiantes de los profesorados para referirse a las materias del Área 47
Pedagógica en las que “hay mucho para leer”

