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de la Mate parece producirse predominantemente mediante relaciones radiales con cada docente
del ciclo y con la conducción, lo que implica la comunicación de a dos (Mate-directora; Mate-
Maestra/o de grado) por sobre los intercambios grupales. Los encuentros colectivos, que existen
en la práctica e incluso potenciados a partir de la incorporación de la Mate a la escuela, parecerían
operar para la comunicación de tareas pendientes, así como para la disposición de propuestas para
abordarlas. Es ineludible considerar que la imposibilidad de reunir a todos los docentes del ciclo en
un mismo momento, así como la brevedad del tiempo que se dispone para agrupar a algunos de
ellos con la Mate constituye un obstáculo para que allí se puedan producir discusiones e
intercambios sobre asuntos complejos que exigirían una mayor frecuencia y duración. Discusiones
que, posiblemente, permitirían pensar y elaborar acuerdos que hagan de la tarea de enseñar una
responsabilidad compartida, colectiva.
Es en este marco en el que es posible comprender que el propio desempeño por parte de los
maestros y maestras en el caso considerado parezca vivirse y cuidarse fundamentalmente como
una práctica íntima y privada. Mientras que la intimidad remitiría a la visibilidad de lo que ocurre
en el aula, la privacidad referiría a la toma de decisiones respecto del diseño y desarrollo de las
propuestas de enseñanza que allí tienen lugar. Puede pensarse, en esta línea, que la inscripción de
la Mate en su rol se produce resguardando estos aspectos más que desafiándolos. La presencia de
la maestra acompañante en las aulas es posible en la medida en que asegura la intimidad, en tanto
los demás actores escolares (fundamentalmente la dirección) no sabrán lo que allí ocurre o solo en
parte (y nunca una parte que se considere negativa o riesgosa para la imagen del docente del grado),
lo que incluye operaciones de selección y recorte en el registro y comunicación de las prácticas
áulicas cotidianas.
Al mismo tiempo, la privacidad de la enseñanza parece conservarse en la medida en que
sigue siendo cada docente quien, atendiendo a determinaciones curriculares y a las producidas por
el equipo directivo y contando con las propuestas facilitadas por la Mate, define la construcción de
las propuestas didácticas. En relación estricta con las ofertas de la Mate, las decisiones sobre la
enseñanza parecen ser un asunto de “libre conciencia” de cada maestro, que solo pueden
acompañarse con el ofrecimiento de proyectos o el complemento con otra forma de enseñar un
mismo tema.
En línea con lo anterior, interesa destacar que las entrevistas mantenidas con los distintos
docentes del ciclo parecen revelar prácticas, dispositivos, invenciones y reflexiones sobre su
quehacer en el aula que, mayormente, remiten a un ejercicio individual o bien compartido con
aquellos colegas más allegados, en intercambios informales. Si bien algunas decisiones pedagógico-
didácticas tales como la organización permanente de los alumnos en grupos o la inexistencia de
útiles individuales sino compartidos por cada uno de los grupos de chicas/os se encuadran en
determinaciones del equipo de conducción, el desarrollo didáctico de cada uno de los temas parece
ser fundamentalmente un asunto de cada maestro/a.
En segundo lugar, se evidencia la convivencia en un mismo espacio institucional de marcos
de significado diferentes en torno a la noción de trayectoria escolar, en relación con las
responsabilidades y posibilidades de la escuela y en particular del trabajo docente para garantizar,
desde la enseñanza, la continuidad y los aprendizajes de los chicos. Algunos docentes perciben a
aquellos alumnos que no abordan con éxito la vida escolar – ya sea en relación con los aprendizajes
como así también respecto de la disciplina en el aula o de las rutinas escolares – como sujetos que
deben modificar ciertas características, para lo cual es necesario el compromiso de otros actores
como la dirección o sus respectivas familias. Desde estos mismos posicionamientos, los cambios en
algunas reglas del formato escolar tradicional son vividos como una ausencia de reglas:
“D: No, no hay apoyo de la dirección. No, uno lo tiene que resolver como puede, el maestro tiene que
resolverlo, porque la dirección sí, citás al padre, por ahí viene la directora, charla un rato con el padre,
pero las estrategias las tiene…el que está en el grado es uno, las tiene que resolver…
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