Page 97 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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X:  Tampoco  las  herramientas  que  tenemos  son  limitadas  como  maestros.  Entonces  tiene  más
                 herramientas la conducción que nosotros. Este, son ellos los que tienen que actuar en algunos casos.
                 D: Por ahí más severos con el padre, acá no son tan severos con el padre ¿viste? No se imponen cosas
                 que se te… acá llega tarde todo el mundo, te llegan chicos hasta las 9, pero hay escuelas que a las 9 de
                 la mañana no te dejan entrar. O sea que acá no hay reglas así que se cumplan bien, determinadas.
                 Entonces los chicos a veces hacen lo que quieren.” (Docentes de primero y segundo ciclo)
                        En esta misma línea, aunque con otros matices, se podrían incluir algunas prácticas que se
                 desprenden del ejercicio de la Mate, en tanto los proyectos para el ciclo se elaboran en referencia a
                 perspectivas curriculares y didácticas sostenidas en la simultaneidad y la gradualidad. El propio
                 proyecto Mate se formula, entre otros, sobre los supuestos de que la introducción de una mirada
                 ciclada tenderá al fortalecimiento de los procesos de enseñanza y que ello redundará, a su vez, en
                 una  mejora  de  los  trayectos  escolares de los  sujetos.  Sin  embargo,  si  la  mirada  ciclada  alienta
                 solamente un ejercicio curricular de articulación e integración de contenidos a lo largo de los tres
                 grados sin desafiar las secuencias homogéneas típicas del aprendizaje monocrónico (Terigi, 2010),
                 es posible dudar de su impacto en la mejora de las trayectorias de los sujetos. Ello advirtiendo
                 además  la  necesidad  de  debatir  las  condiciones  materiales  y  simbólicas  necesarias  para  el
                 fortalecimiento  de  la  enseñanza  perseguido  desde  el  proyecto  oficial,  repensando  también  las
                 relaciones  entre  las  trayectorias  escolares  de  los  sujetos  con  otras  variables  no  pedagógico-
                 didácticas tales como las condiciones de vivienda, salud, alimentación, etc.
                        Desde otra perspectiva, algunas maestras parecieran asumir el desempeño escolar  – en
                 sentido amplio – de los chicos como una responsabilidad docente, y en esta línea desafiar su propia
                 tarea reconstruyéndola y singularizándola en función de las situaciones cambiantes y particulares
                 de los distintos alumnos.
                 “Me parece que el docente como que su función es enseñar, qué se yo, si uno se resigna a eso, debería
                 cambiar de profesión, o sea echarle la culpa al alumno y no, no va. Los pibes son pibes y vienen como
                 vienen, eso ya no depende de nosotros. Sí depende de nosotros si les enseñamos o no les enseñamos. Me
                 parece que eso es una responsabilidad profesional donde deberíamos pararnos todos los docentes. Eh,
                 no protestar porque los chicos no son como uno lo espera, en todo caso bueno ver qué me falta, qué me
                 falta a mí para poder ante esta situación enseñarles algo, que es lo que, por ejemplo, es lo que me pasó
                 cuando tuve primer grado por primera vez. Me faltaba todo, no me faltaba algo, me faltaba todo para
                 enseñarles. Aprendí a cantar, aprendí a relajarme, aprendí a hacer meditación, aprendí a contar de a
                 uno, aprendí a marcarles en el cuaderno dónde se escribe, aprendí que lo que ellos no sabían, yo estaba
                 ahí para enseñárselos, ¿Quién iba a estar? ¿La mamá? No, la mamá sirve para otra cosa. O con suerte
                 ayudará la mamá también.” (Maestra de primer ciclo)
                        Estas  diversas  miradas  constituyen  una  línea  fértil  para  explorar  ciertas  tensiones
                 identificadas  en  la  experiencia  de  campo  mediante  el  registro  de  expresiones  que  muestran
                 desacuerdo, irritación, impotencia, entre otros, por parte de algunos maestros y maestras frente a
                 ciertos requerimientos de las políticas oficiales y/o del equipo de conducción en torno al replanteo
                 de las prácticas de enseñanza y de ciertas configuraciones escolares en pos de la continuidad de las
                 trayectorias de los alumnos y alumnas. Explorar estas tensiones como una disputa en torno a la
                 reconfiguración  de  la  identidad  y  la  calificación  de  los  docentes,  así  como  en  relación  a  sus
                 concepciones sobre el principio de educabilidad de los niños y niñas (Perrenoud, 2015) se abre como
                 camino posible.
                        Asimismo, es necesario resaltar nuevamente la importancia de atender más profundamente
                 a  las  condiciones de  trabajo  en  que se  desarrolla  el trabajo  de  enseñar  en  la  escuela  primaria
                 actualmente. Se alude con ello no solo a las condiciones simbólicas y materiales, fundamentalmente
                 a  la  disponibilidad  de  tiempo  para  el  trabajo  colectivo  entre  docentes,  sino  también  a  las  que
                 refieren  a  la  disponibilidad  de  saber/es  que  otorguen  accesibilidad  didáctica  (Terigi,  2004)  a
                 regulaciones y principios de ciertas políticas educativas recientes.

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