Page 109 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            antorchas,  que  continuaban  chisporroteando  en  el

            suelo...  Sergio  desconectó  el  visor  de  infrarrojos,  y

            adosándose a las rocas sueltas, por si acaso, comenzó a


            descender la pendiente.


               De la carreta llegaba un confuso rumor. Se oía, sin

            entender las palabras, la voz aguardentosa y ronca...


            otra,  casi  inaudible,  semejaba  contestarle.  Hubo  un

            momentáneo silencio. Después, un ruido de hierros, y

            con  un  metálico  tañido,  dos  puertas  de  metal  se


            abrieron en la parte trasera del vehículo y chocaron con

            sonido  de  campana  contra  los  laterales...  Surgió  una

            sombra, con un fusil en una mano, y una luz en la otra.


            Parecía ser un farol hecho de metal y cristal con una

            ancha asa para cogerlo; la llama temblaba ligeramente,

            iluminando con fulgores rojizos los alrededores...



               —¿Quién  anda  ahí?  —dijo  la  voz  bronca—.  Si  es

            hombre de paz, que salga...


               Sergio  no  contestó  ni  se  movió.  Se  hallaba  a  unos


            cincuenta  metros  del  vehículo,  semioculto  tras  la

            lámina  filosa  y  llena  de  esquirlas  de  una  ancha

            protuberancia  rocosa,  que  surgía  del  suelo,  como  la


            hoja de un cuchillo.


               —¡No tengas miedo! —aulló la voz vinosa—. ¿Nos

            has ayudado o no? ¡Sal de una vez!


               Lentamente, Sergio, sin abandonar el rifle, salió de



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