Page 107 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            sus  maldiciones  y  gritos  llegaron  claramente  hasta

            Sergio. El tercero fue herido en una mano, después de

            tres  disparos  en  falso,  y  un  torrente de  palabrotas  y


            juramentos retumbó en la montaña, mientras el pesado

            fusil caía al suelo, con ruido metálico.


               —¡¡Hay alguien ahí arribaʺ


               Dos o tres disparos hicieron mella en las rocas, a su


            alrededor, y algo se enterró con un sordo «plof» en el

            suelo,  un  metro  delante  de  su  cara,  salpicándole  de

            tierra... Los tres siguientes disparos del rifle magnético


            pusieron fuera de combate a otro asaltante, que se llevó

            la mano al pecho, y cayó hacia atrás...


               Los         estampidos                habían           cesado...           Era         casi


            completamente  de  noche...  las  primeras  estrellas

            relumbraban en el cielo; pero a la luz de las antorchas,

            a las que el viento nocturno, que acababa de levantarse,


            daba  más  viveza,  pudo  ver  Sergio  cómo  los

            supervivientes se retiraban... Uno de los heridos (el de


            la mano) les acompañaba, jurando y asiéndose la mano

            herida con la otra... No surgían nuevos disparos de la

            carreta, ahora totalmente silenciosa...  El herido en el


            hombro  gritaba  atrozmente,  insultando  a  sus

            compañeros.


               —¡No  me  dejéis  aquí,  hatajo  de  cobardes!

            ¡Asquerosos, malnacidos! ¡No me dejéis aquí! ¿Queréis




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