Page 47 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
421 y entregado a los espacios. Dios tenga piedad de su
alma. Terminado.
Con la otra mano, sin dejar de apuntarle con la
pistola, el Agente empujó la puerta, que giró sobre su
eje y se cerró con un bronco sonido funeral. El eco
broncíneo de los cerrojos corriendo en el interior de la
nave retumbó durante unos segundos bajo la bóveda
metálica. Sergio miraba intensamente a través de la
claraboya lateral... vio desaparecer al agente, y oyó un
sonido metálico en el casco, como si conectasen un
cable...
Al instante sintió que la navecilla negra se movía
pausadamente, encaminándose al bruñido tubo
metálico. Una mano de hielo le estrujó el corazón. En
este momento hubiera dado cualquier cosa por no
haber obrado de la forma en que lo había hecho y
volver a su vida anterior. «No seas cobarde», pensó.
«Casi es preferible la muerte a lo de antes. Y aún
puedes vivir, aún puedes vivir...» La sala desapareció
de su vista, sustituida por las espejeantes paredes del
tubo de lanzamiento, apenas iluminadas por la luz del
tablero de mando. Bruscamente, la nave se detuvo, con
la punta casi pegando a la compuerta exterior. Hubo
un ruido retumbante tras él; sin duda, el agente Huntz
cerraba la válvula de entrada.
Escuchó un sonido silbante. De golpe, la compuerta
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