Page 51 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
P. 51

Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            de la coraza, lleno de impactos y rozaduras.


               Recogió  el  libro  del  profesor  Singagong,  que  se

            hallaba  a  su  lado,  y  trató  de  concentrarse  en  él,


            intentando  olvidar  la  molesta  sensación  de  falta  de

            peso, así como el olor a grasa del aire que circulaba

            dificultosamente en el interior de la nave.


               «...dado que no teníamos más que un par de días para


            tratar con ellos, mientras iban en busca de otra carga

            de  mercurio  (tenían  que  trasladar  los  frascos  en

            groseras  parihuelas  hechas  con  palos  y  ramaje),


            intentamos  enterarnos  de  todo  lo  posible.  Ello  me

            produjo  un  doble  trabajo;  el  primero,  convencer  al

            piloto de que me dejase partir con los salvajes, pues


            temía que algo me sucediera; y el segundo, convencer

            al jefe de que me dejase acompañarle, y en este caso,


            cualquiera sabe a causa de qué miedo ancestral o de

            qué  temor  ignorado.  Al  primero  le  convecí

            demostrándole  que  estaba  suficientemente  armado


            (una pistola láser, y seis granadas de estabiolita) aun

            cuando me cuidé muy bien de decirle que nunca había


            manejado  tales  armas,  como  ciudadano  pacífico  que

            soy. Al segundo pude convencerle regalándole (mejor

            dicho, dándole a entender que le regalaría) dos navajas


            automáticas y un gran frasco de una nueva droga: me

            refiero al Baho‐Tinotol. Era de ver cómo el jefe dio mil

            vueltas  al  frasco,  pareciendo  incluso  que  leía  la


                                                           51
   46   47   48   49   50   51   52   53   54   55   56