Page 95 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            aquellos orificios casi circulares como el que el doctor

            Singagong describía en su libro, pero no se entretuvo

            en explorarlo.



               En varias ocasiones halló pequeños animales que no

            supo  reconocer,  y  abundancia  de  pájaros.  Mató  dos

            patos con el silencioso rifle, y devoró uno de ellos, bien


            asado con la potente llama de la cocinilla portátil. Una

            vez, durante la noche, la caja de alarma castañeteó con

            fuerza,  y  pudo  percibir,  al  salir  de  la  tienda,  algo


            enorme y peludo que daba vueltas en las cercanías. No

            disparó, limitándose a esperar, y la fiera, o lo que fuese,

            desapareció rugiendo en las oscuridades nocturnas.


               Al tercer día vio aparecer en el cielo, antes de ponerse


            el sol, una luna pálida y ancha, que iluminó durante

            unas  horas,  con  su  triste  luz  plateada,  el  lugar  que


            había escogido como campamento.


               A  la  mañana  siguiente,  después  de  contemplar  de

            nuevo, como otros días, el siempre renovado prodigio


            del  maravilloso  amanecer  (no  se  hubiera  cansado

            nunca  de  verlo)  pudo  divisar  a  lo  lejos  las  cimas

            neblinosas de unas montañas... Le parecía recordar que


            en  esas  montañas,  precisamente,  se  encontraba  la

            columna  negra  que  iba  buscando;  por  ello,  reanudó

            con  nuevos  ánimos  la  marcha  en  aquella  dirección.


            Caminaba alegremente, silbando y respirando a pleno

            pulmón  el  fresco  aire  de  la  madrugada;  gracias  a  la

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