Page 98 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
P. 98
Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
una sacudida tetánica, quedó examine. En un impulso,
Sergio disparó sobre la extraña bestia y pudo ver, con
satisfacción, que el disparo la había atravesado de
parte a parte.
Sin embargo, aún le costó un par de minutos morir.
Se curvó sobre sí misma, chorreando una sangre roja y
espesa; se estremeció cambiando de color a un tono
claramente azulado, y por fin, se soltó del bichejo gris,
y permaneció en el suelo, agitada por últimas e
irregulares convulsiones. Cuando Sergio se aproximó,
pudo ver que la parte, plana de aquel cuerpo, una gran
boca, con tres colmillos blancos dispuestos como las
aspas de un ventilador, chorreaba todavía, a
bocanadas, la sangre de la bestezuela gris. Aquel
aparato bucal tenía todo el aspecto de un potente
órgano de succión, y prueba de ello era que en el
costado del animalejo peludo quedaba una gran herida
circular, manando aún sangre, con tres profundas
incisiones.
Sintiendo una profunda repugnancia, Sergio
continuó su descenso a través de los árboles. Casi al
final, encontró un nuevo macizo con flores rojas y
negras... oyó un chasquido de madera; dio un brusco
salto, y un nuevo pepino verdoso cruzó zumbando el
lugar donde se hallaba un instante antes. Cayó a unos
metros de allí, y antes de que pudiera moverse de
98

