Page 97 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            pulmones,  tranquilizado.  No  era  más  que  uno  de

            aquellos abundantes animalillos de pelo gris, con vivos

            ojos negros, como el primero que viera, y que, según


            había  comprobado  sobradamente,  se  limitaban  a

            alimentarse de bayas y de alguna pequeña fruta. Había


            comenzado a bajar la guardia, desviando el cañón del

            rifle, cuando algo cilindrico, de color verdoso, cruzó

            fulmíneamente  el  aire,  desde  el  lado  opuesto,  y  se


            empotró  literalmente  en  el  pequeño  animalillo  gris.

            Asustado,  Sergio  retrocedió  un  poco,  sin  dejar  de

            observar al nuevo visitante.


               Era como medio pepino verde amarillento, de unos


            cuarenta centímetros de largo, por veinte de grueso,

            totalmente  cilíndrico,  si  bien  con  unas  estrias

            longitudinales que parecían dividirlo en sectores. No


            mostraba patas ni mecanismo locomotriz de ninguna

            clase, y al parecer, no emitía ningún ruido, salvo algo


            semejante al chasquido de una madera rota, que Sergio

            había creído oír un instante antes de su aparición.


               El que chillaba aferradamente, y se revolcaba por el


            suelo,  intentando  librarse  de  su  enemigo,  era  el

            pequeño  animalillo  gris,  cuyos  ojos  negros,  casi

            vitreos, demostraban que estaba agonizando. Un ruido


            como  de  succión  llegó  hasta  Sergio,  procedente  del

            lugar  donde  el  pepino  amarillo  verdoso  se  había

            hundido en la carne de su víctima. Esta, después de


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