Page 124 - La muerte de Artemio Cruz
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trato de levantar mi mano para encontrarla; el esfuerzo me corre en punzadas
entrecortadas del brazo al pecho y del pecho al vientre: que a pesar del cadáver
abandonado, que a pesar del hielo y el sol que lo sepultaron, que a pesar de los ojos
abiertos para siempre, devorados por las aves, hay algo peor: este vómito incontenible,
este deseo incontenible de defecar sin poder hacerlo, sin lograr que los gases siquiera se
me salgan de este vientre abultado, sin poder detener este dolor difuso, sin poder
encontrar el pulso en la muñeca, sin poder sentir las piernas ya, sintiendo que la sangre
se me revienta, se me vierte adentro, sí, adentro, yo lo sé y ellos no y no puedo
convencerlos, no la ven correr desde mis labios, entre mis piernas: no lo creen, sólo
dicen que ya no tengo temperatura, ah, temperatura, sólo dicen colapso, colapso, sólo
adivinan tumefacción, tumefacción de contornos fluidos, eso dicen, mientras me
retienen, me palpan, hablan de mármoles, sí, los oigo, mármoles violáceos en el vientre
que yo ya no siento, ya no veo: que a pesar del cadáver abandonado, que a pesar del
hielo y el sol que lo sepultaron, que a pesar de los ojos abiertos para siempre, devorados
por las aves, hay algo peor: no poder recordarlo, sólo poder recordarlo por esos retratos,
esos objetos dejados en la recámara, esos libros anotados: ¿pero qué huele a sudor?,
nada repite el color de su piel: que no puedo pensarlo cuando ya no puedo verlo y
sentirlo;
iba montado a caballo, aquella mañana;
eso lo recuerdo: recibí una carta con timbres extranjeros
pero pensarlo
ah, soñé, imaginé, supe esos nombres, recordé esas canciones, ay gracias, pero
saber, ¿cómo puedo saber?; no sé, no sé cómo fue esa guerra, con quién habló antes de
morir, cómo se llamaban los hombres, las mujeres que lo acompañaron a la muerte, lo
que dijo, lo que pensó, cómo iba vestido, qué comió ese día no lo sé: invento paisajes,
invento ciudades, invento nombres y ya no los recuerdo: ¿Miguel, José, Federico, Luis?
¿Consuelo, Dolores, María, Esperanza, Mercedes, Nuri, Guadalupe, Esteban, Manuel,
Aurora? ¿Guadarrama, Pirineos, Figueras, Toledo, Ebro, Guernica, Guadalajara?: el
cadáver abandonado, el hielo y el sol que lo sepultaron, los ojos abiertos para siempre,
devorados por las aves:
ah, gracias, que me enseñaste lo que pudo ser mi vida,
ah, gracias, que viviste ese día por mí, que hay algo más doloroso:
¿eh, eh? Eso sí existe, eso sí es mío. Eso sí es ser Dios, ¿eh?, ser temido y odiado y
lo que sea, eso sí es ser Dios, de verdad, ¿eh? Dígame cómo salvo todo eso, cura, y lo
dejo cumplir todas las ceremonias, me doy golpes en el pecho, camino de rodillas hasta
el santuario, bebo vinagre y me corono de espinas. Dígame cómo salvo todo eso, porque
el espíritu...
—...del Hijo, y del Espíritu Santo, amén...
Que hay algo más doloroso:
—No, en ese caso habría un tumor blando, sí, pero también una dislocación o salida
parcial de una u otra víscera...
—Repito: son vólvulos. Ese dolor sólo lo causa el retorcimiento de las asas
intestinales, y de allí la oclusión...
—En ese caso, habría que operar...
—Puede estarse desarrollando la gangrena, sin que la evitemos...
—La cianosis ya es evidente... —
—Facies...
—Hipotermia...
—Lipotimia...
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