Page 141 - COELHO PAULO - El Demonio Y La Srta Prym 4.RTF
P. 141

El monolito celta estaba a media hora a pie
                   de Viscos. Durante muchos siglos, la gente del lugar
                   creyó que se trataba de una piedra distinta,
                   grande, pulida por la lluvia y las heladas, que
                   había estado en pie pero había sido derribada por
                   un rayo. Ahab acostumbraba a reunir al consejo de
                   la ciudad allí, porque la piedra servía de mesa
                   natural, al aire libre.


                            Hasta que el gobierno envió un equipo para
                   investigar la presunta presencia de los celtas en
                   el valle, y alguien se fijó en el monumento. De
                   inmediato se acercaron hasta allí los arqueólogos,
                   que tomaron medidas, hicieron cálculos, discutieron,
                   excavaron y llegaron a la conclusión de que un
                   pueblo celta había elegido aquel sitio como una
                   especie de santuario, pero desconocían qué tipo de
                   rituales se practicaban allí. Unos decían que era
                   un observatorio astronómico, otros aseguraban que
                   se llevaban a cabo ceremonias de fertilidad; vírgenes
                   poseídas por druidas. El grupo de eruditos discutió
                   durante una semana entera y, después, se marcharon
                   en dirección a otro yacimiento, mucho más interesante,
                   sin llegar a ninguna conclusión.
                            Cuando fue elegido, el alcalde intentó atraer
                   al turismo publicando en un periódico de la zona
                   un reportaje sobre la herencia celta de los
                   habitantes de Viscos, pero los senderos eran
                   difíciles, y todo lo que encontraban los escasos
                   aventureros que llegaban hasta allí era una piedra
                   caída, mientras que en otras aldeas del valle
                   había esculturas, inscripciones y cosas mucho más
                   interesantes. La idea no prosperó y, al poco
                   tiempo, el monolito volvió a ejercer su función de
                   siempre: servir de mesa para los picnics de fin de
                   semana.


                            Aquella tarde hubo peleas en varios hogares
                   de Viscos, todas por el mismo motivo; los maridos
   136   137   138   139   140   141   142   143   144   145   146