Page 28 - 13 EL MERCADER DE VENECIA--WILLIAM SHAKESPEARE
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Inglaterra una moneda que lleva la figura de un ángel grabada sobre
                             oro, pero es en la superficie solamente donde está grabada, mientras
                             que aquí es interiormente en un lecho de oro donde se halla tendido
                             un ángel. Dadme la llave; escojo este cofrecito, y suceda lo que
                             quiera.
                             PORCIA.-  Aquí la tenéis; tomadla, príncipe, y si mi efigie se
                             encuentra en ese cofrecito, vuestra soy.
                                   PRÍNCIPE
                                   DE MARRUECOS
                                          (Después de haber abierto el cofre de oro.)
                                         ¡Oh infierno! ¿Qué es lo que encuentro? Una calavera,
                                         que en una de sus órbitas vacías contiene un rollo
                                         escrito. Voy a leer lo que dice.
                                          (Lee.)
                                         No es oro todo lo que reluce.
                                         Con frecuencia habéis oído decir esto.
                                         Más de un hombre ha vendido su vida
                                         solamente por contemplar mi exterior.
                                         Las tumbas doradas conservan los gusanos.
                                         Si hubierais sido tan prudente como osado,
                                         joven de cuerpo y viejo de juicio,
                                         habríais obtenido otra respuesta que la de este rollo.
                                         Pasadlo bien; vuestra esperanza está fallida.
                                         Fallida, en efecto, y mis esfuerzos están perdidos.
                                         ¡Adiós, pues, llama abrasadora! ¡Salud, corazón de
                                         hielo! ¡Porcia, adiós! Tengo el corazón demasiado
                                         dolorido para una despedida tediosa. Así se retiran los
                                         que pierden.




                               (Sale con su séquito. Trompetería.)
                             PORCIA.-  ¡Buen desembarazo! ¡Vaya, corred las cortinas! ¡Que todos
                             los que tienen su mismo color elijan como él! (Salen.)



                             Escena VIII




                             Venecia. -Una calle.



                             Entran SALARINO y SALANIO.

                             SALANIO.-  Sí, hombre, he visto a Bassanio embarcarse; Graciano ha
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