Page 68 - La Cabeza de la Hidra
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el perfil aguileño cuando la mujer de la ventana movió la cabeza.
                  La escalerilla estaba a medio camino entre el muelle y la portezuela abierta a babor.
                  Félix guardó el anillo en la bolsa del pantalón y corrió desesperadamente con el machete
                  en la mano, saltó para alcanzar la escalerilla, rozó apenas con el filo las gruesas cuerdas
                  que colgaban de los peldaños. Un gringo pecoso, cuarentón, con la fisonomía borrada
                  por los labios delgados y la nariz de manazo, le gritó desde la puerta:
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                  —Hey, are you nuts?
                  —¡Déjeme subir! Let me on! —gritó Félix.
                  El gringo rió.
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                  —You drunk or somethin'?
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                  —The woman, I mun see the woman you have on board!
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                  —Shove off, budy, no dames don't travel on tankers.
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                  —Goddamit, I just saw her...
                  —O.K., greaser, go back to your tequila? 27
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                  —Fuck you, gringo.
                  El gringo rió y las pecas le bailaron.
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                  —Meet me in Galveston and we'll fuck the shit out of each other. So long, greaser.

                  22.  Oye, ¿estás chiflado?
                  23.  ¿Estás borracho o algo?
                  24.  La mujer, debo ver a la mujer que viaja a bordo.
                  25.  Lárgate, cuate, en los tanqueros no viajan mujeres.
                  26.  Carajo, acabo de verla.
                  27.  Okey, grasiento, regresa a tu tequila. 28.    Jodete, gringo.
                  29.  Búscame en Galveston y nos sacamos la mierda. Nos vemos, grasiento.

                  Terminó de recoger la escalerilla y le hizo un gesto obsceno con el dedo a Félix.
                  Félix se lanzó desesperadamente contra la parte del buque aún acodada al muelle y de
                  un machetazo intentó, como un Quijote inverosímil, cortarle el cuerpo al gigante en
                  lento movimiento. Al desplazarse el buque, el filo del machete rayó la pintura fresca y
                  dejó una larga herida luminosa.
                  El tanquero removió las aguas turbias del Golfo de México. La noche de mangos
                  podridos y tabachines en flor se evaporó junto con los charcos del aguacero. Félix leyó
                  la inscripción en la popa del buquetanque, S. S. Emmita, Panamá, y vio la bandera de
                  cuatro campos y dos estrellas que flotaba lentamente en la pesada atmósfera.
                  No vio más que el rostro de Sara Klein asomado a la claraboya, suspendido allí como
                  una luna de papel.

                  TERCERA PARTE
                  OPERACIÓN GUADALUPE

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                  Se compró un sombrero blanco de palma de ixtle en el aeropuerto de Coatzacoalcos y
                  tomó el primer vuelo de Mexicana. En la ciudad de México hizo la conexión con
                  American Airlines a Houston. Tenía visa para múltiples entradas al territorio
                  norteamericano y los agentes de migración no encontraron diferencias entre la foto del
                  pasaporte y el rostro del hombre con bigote renaciente, sombrero blanco y gafas negras.
                  Bernstein tenía razón; éstos no lo buscaban.
                  Alquiló un Ford Pinto en la Herz del aeropuerto y tomó la super hacia Galveston. Tenía
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