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Ensayo (continuación)
eran los depositarios de los genuinos anhelos políticos del nos. Hoy reemplazamos esas odiosas fórmulas y preferi-
pueblo armenio y, una vez que la Madre Patria lograra su mos denominarlas armenio occidental (arevmedian haie-
ansiada independencia, serían sus conductores “naturales”. rén, el ex armenio turco) y armenio oriental (areveleán
Han transcurrido casi 30 años y lo que ha quedado en evi- haierén, el ex armenio ruso).
dencia es que el discurso político de los partidos tradiciona- Por otra parte, era muy común en los primeros años
les no ha seducido a la ciudadanía armenia, hoy definida- de la diáspora que muchos armenios “occidentales” sobre-
mente inclinada hacia ofertas electorales bastante homogé- vivientes del genocidio hablaran habitualmente en turco y
neas. Los actuales discursos políticos que podrían conside- que los rudimentos de ese lenguaje se hayan transmitido
rarse hegemónicos en Armenia, tiene tres rasgos comunes: de generación en generación. Este fenómeno se compleji-
apelan a una retórica excesivamente nacionalista, son neoli- zaba aún más con algunas particularidades identitarias adi-
berales en materia económica pero conservadores en lo cionales; por ejemplo, la de los armenios oriundos de Had-
social. Estos “nuevos” partidos tampoco tienen influencia - jin, portadores de un dialecto que solo ellos hablaban y
ni se la proponen- en la vida cotidiana de los armenios de la que, hoy, lamentablemente se ha extinguido.
diáspora[8]. Todas estas distinciones que señalo producen un
Lo que he tratado de explicar recién es que la política ruido molesto cuando se trata de definir correctamente
-en tanto sistema compartido de ideas y visiones del mundo qué significa ser armenio, esa insustituible pregunta que
- ha dejado de ser, para los armenios, un aglutinante de la me acompaña hace, al menos, cuarenta años. ¿Qué signifi-
identidad. Por el contrario, existen al menos dos formas de ca ser armenio? ¿Era lo mismo el significado de “ser arme-
entender “lo político” que se han ido constituyendo como nio” para mis padres que el que tiene para mí, o el que
hemisferios aislados, orbitando cada cual sobre su propio tendrá para mi hijo? ¿Hay una sola forma o, por el contra-
eje. rio, hay muchas formas de “ser armenio”?
Nélida Boulgourdjian, investigadora universitaria
“ autoría si es correcto hablar de “diáspora” o si, en realidad,
argentina de origen armenio, se pregunta en un texto de su
El discurso político de los parti-
deberíamos referirnos a “diásporas”. Para algunos autores,
dos tradicionales no ha seducido
señala Boulgourdjian (2013) el término debería aplicarse
de una manera más restringida mientras que, para otros, su
a la ciudadanía armenia, hoy defi-
nidamente inclinada hacia ofertas elec- uso debería extenderse a otras realidades. Lo cierto es que,
si bien la diáspora es el producto originario de una disper-
torales bastante homogéneas. sión forzada de un pueblo, no se agota en el hecho trágico
Los actuales discursos políticos hege- que le da origen sino que ese “estado de dispersión” es
capaz de recrear las representaciones pasadas y, a su vez,
mónicos en Armenia tiene tres rasgos crear nuevas representaciones, nuevas significaciones. La
comunes: apelan a una retórica excesi- diáspora, entonces, es una entidad que adquiere su propia
autonomía como eje capaz de articular un nuevo discurso
vamente nacionalista, son neoliberales sobre la identidad.
en materia económica pero conserva- … La mayoría de los miembros de las diásporas y de los
observadores de la aparente realidad de la existencia,
dores en lo social .” crecimiento, contribuciones y amenazas de las diásporas,
ya no aplican el término solamente al fenómeno de las
dispersiones históricas china, judía o armenia, ni conside-
ran las diásporas como entidades temporarias de emi-
En los usos del idioma podemos advertir una frag- grantes voluntarios o exiliados, que han de desaparecer
mentación similar a la que ocurre con la esfera política. El tan pronto la primera o segunda generación se asimilen
lenguaje coloquial que aún se habla en muchas comunida- plenamente a las sociedades receptoras o bien retornen a
des de la diáspora -sobre todo en los países de Europa occi- sus países de origen. Tanto los miembros de las diásporas
dental y en América- es muy distinto del armenio que siem- como los observadores se han dado cuenta que esos pun-
tos de vista convencionales, que se habían reflejado en
pre se habló en la Madre Patria o en las comunidades direc- las conocidas entradas de diccionarios, enciclopedias y
tamente influenciadas por ella. Recuerdo que, cuando yo otras publicaciones, han obstaculizado y restringido sig-
era chico, existía una distinción entre los armenios prove- nificativamente el alcance del debate sobre el fenómeno
nientes del ex Imperio Otomano de los que provenían de diaspórico etno-nacional-religioso en general, y sobre las
Armenia oriental. Se decía que los primeros hablaban ter- contribuciones o amenazas generadas por dichas diáspo-
kahaierén -literalmente “armenio turco”, un verdadero oxí- ras en sus países receptores. (Sheffer: 2013,6)
moron- mientras los segundos hablaban rusahaierén, o ar-
menio ruso. Hasta aquí, y con notorias dificultades, he tratado
Felizmente, esta distinción ya no existe más en nues- de responder a la segunda pregunta ontológica e identitaria
tro discurso identitario, sino que aprendimos con los años a fundamental de este ensayo. ¿Quiénes somos los arme-
referimos a nuestras diferencias idiomáticas en otros térmi- nios?
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