Page 457 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Todo esto me lo había contado Cima en las
tres últimas semanas. Así que entendí la
impresión que tuvo al ver Grand Junction. Una
cosa era perder de vista el mundo que habías
conocido hasta entonces y otra ver, incluso oler,
tu antiguo barrio convertido en osario y campo de
la muerte.
Aunque había vomitado por la ventanilla y
solo había manchado el cristal trasero, el avión
apestaba. Le pasé una botella de agua que
siempre llevaba entre los asientos y eché un
vistazo rápido al Abuelo para ver si le afectaba el
olor o lo que veía allí abajo. En los barcos y en
los aviones siempre pasa igual: los pasajeros no
se encuentran muy bien, uno vomita y se produce
una reacción en cadena. Pero él parecía un Buda
sentado con un cordero en el regazo y una
manaza apoyada en el hombro de ella, el rostro
impasible y duro, mirando por la ventana y sin
perder detalle.
Esto es lo que dejasteis atrás, pensé. La
confirmación de la decisión que tomasteis al
marcharos aquella noche. Confirmación y horror.
A veces tener razón no sienta tan bien como uno
esperaba: cuántas veces en los últimos años
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