Page 458 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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había pasado por el amargo trago de ver que
tenía razón en algo que… en fin, que no quieres
ni mirar.
Pero lo que pasaba, lo raro, no era la ciudad
quemada y devastada, ni los focos de verdor de
los árboles. Ya estábamos a solo diez kilómetros.
Volaba a novecientos pies del suelo y me dirigía
al aeropuerto, a la torre, desde donde tres años
antes me había llegado la señal, el principio de
un mensaje. Marqué la frecuencia —aún la
conservaba en el GPS— e hice una segunda
llamada.
Torre de Grand Junction, aquí Cessna seis
tres tres tres alfa seis sureste y cinco mil
ochocientos solicita permiso para aterrizar.
Lo repetí. Entonces, el milagro: parásitos. Un
fuerte estallido de nieve acústica. Ajusté el
silenciador, emocionado, y volví a llamar.
Aquí Cessna seis triple tres alfa…
El sonido no era impecable, pero ahí estaba.
¡Ahí estaba! Una voz de mujer. Quizá mayor, un
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