Page 125 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
P. 125
en el fondo un buen muchacho, y se enamora de la hija del
ranchero bueno. Y cambiará de bando para decidir la bata‐
lla a favor de los buenos cuando se entere de que... Eso era.
No podía fallar.
Los dedos de Luke se posaron sobre el teclado, apretó el
tabulador para marcar el párrafo y empezó a escribir:
Mientras Don Marston se acercaba a la figura que le es‐
peraba en el sendero, la incierta silueta se convirtió en un
pistolero de ojos duros que tenía en la mano un corto Win‐
chester cruzado sobre el arzón de la silla y...
El carro de la máquina empezó a avanzar, primero des‐
pacio y luego más y más aprisa, mientras Luke se entre‐
gaba al ardor de su obra creadora. Con el tableteo de las
teclas se olvidó de todo, excepto de la avalancha de pala‐
bras.
Y de repente, un marciano, uno de los más pequeños,
apareció sentado a caballo del carro de la máquina, como
si cabalgase un potro.
–¡Yupiii! –aulló–. ¡Vamos, Silver! ¡Arre! ¡Más aprisa,
Mack, más aprisa!
Luke gritó.
Y...
— 9 —
–¿Catatonia, doctor? –preguntó el interno.
125

