Page 129 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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de buscar todos los medios posibles para que vaya a otra


            parte.


               –¿Ha encontrado la cartera?


               –Sí. La lleva en el bolsillo de atrás. Un momento.



               El interno dio la vuelta a la figura inmóvil tendida en la


            cama y sacó la cartera. La llevó a la luz antes de abrirla.


               –Tres dólares –dijo.


               –¿No son cheques esos papeles?


               –Es posible.


               El interno los cogió y los desplegó, primero uno y des‐


            pués el otro. Silbó suavemente.


               –Más  de  mil  cuatrocientos  dólares.  Si  los  cheques  son


            buenos...



               El doctor estaba mirando por encima de su hombro.


               –Lo son, a menos que sean una falsificación. Esa es una


            editorial muy conocida. Oiga..., están extendidos a favor de


            Luke Deveraux. Luke Devers debe de ser un seudónimo,


            pero aun así es lo bastante parecido para que me sonara


            familiar.


               El interno se encogió de hombros.



               –Nunca lo he oído nombrar, pero es que no leo muchas


            novelas. No tengo tiempo.


               –No quise decir que me fuera conocido por eso, sino por‐


            que hay una muchacha, una enfermera del Hospital Gene‐


            ral Mental, que ha avisado a todos los médicos y psiquia‐


            tras de Long Beach para que estén atentos por si uno de


            ellos encuentra a un paciente llamado Luke Deveraux. Es








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