Page 127 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–Desde luego, doctor.


               Cuando se marchó la mujer, el interno miró al doctor con


            curiosidad.


               –¿Realmente quería que hirviera agua o...?



               –Claro que no, Pete. Preferiría que se hirviera la cabeza,


            pero ella no estaría de acuerdo. Siempre hay que pedir a


            las mujeres que hiervan agua, si uno quiere verse libre de


            su presencia.


               –Parece que da resultado. ¿Quiere que limpie estos cortes


            con agua oxigenada aquí mismo o nos lo llevamos a la am‐


            bulancia?


               –Límpielos aquí mismo, Pete. Quiero examinar un poco


            la habitación. Además, cabe la posibilidad de que recobre



            el sentido y pueda bajar las escaleras por sí solo.


               El doctor se acercó a la mesa donde aún estaba la má‐


            quina de escribir con el papel puesto. Empezó a leer y se


            detuvo un momento en el nombre.


               –Por  Luke  Devers  –dijo–.  Suena  vagamente  familiar,


            Pete. ¿Dónde habré oído ese nombre hace poco?


               –No lo sé, doc.



               –El principio de una historia del Oeste. Diría que es una


            novela, ya que ha puesto Capítulo primero. Durante los


            tres primeros párrafos todo va bien, y luego hay un sitio


            donde la tecla atravesó el papel. Diría que llegó hasta ese


            punto cuando algo le ocurrió. Un marciano, sin duda.


               –¿Hay alguna otra razón para que la gente se vuelva loca,


            doc?


               El doctor suspiró.




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