Page 126 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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El médico de la ambulancia se frotó la barba por un ins‐


          tante  contemplando  la  inmóvil  figura  tendida  sobre  la


          cama de Luke.


            –Es algo muy extraño –dijo–. Estado catatónico por el mo‐



          mento, ciertamente; pero es probable que sólo se trae de


          una fase, como cualquier otra fase paranoica.


            Se volvió a la patrona de Luke, que estaba de pie en la


          entrada de la habitación.


            –¿Dice que primero escuchó un grito?


            –Sí. Pensé que era en esta habitación y salí al pasillo para


          escuchar, pero su máquina de escribir seguía funcionando,


          de  modo  que  pensé  que  todo  iba  bien  y  me  volví  a  mi


          cuarto. Y luego, dos o tres minutos más tarde, oí ruido de



          cristales rotos, así que abría la puerta y entré. La ventana


          estaba destrozada, y él tendido en la escalera de incendios.


          Tuvo suerte de que hubiera esa escalera de incendios, ti‐


          rándose por la ventana como lo hizo.


            –Muy extraño –dijo el doctor.


            –Se lo van a llevar, ¿no, doctor? Especialmente cuando


          está sangrando tanto.



            –Desde luego que nos lo llevaremos. Pero no se preocupe


          por la sangre. Sólo son heridas superficiales.


            –Pero las manchas en mis sábanas no son superficiales.


          ¿Y quién va a pagarme la ventana rota?


            El doctor suspiró.


            –Eso es algo que no me concierne, señora. Pero será mejor


          que  detengamos  la  hemorragia  de  sus  heridas  antes  de


          trasladarlo. ¿Sería tan amable de hervir un poco de agua?




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